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Capítulo
Punto 329
Tibieza · Punto 329

Los pecados veniales hacen mucho daño al alma. —Por eso, «capite nobis vulpes parvulas, quae demoliuntur vineas», dice el Señor en el «Cantar de los Cantares»: cazad las pequeñas raposas que destruyen la viña.

Comentario

 

Este tema del que escribe San Josemaría está presente en muchos autores espirituales.

San Agustín

En la Antigüedad cristiana, encontramos por ejemplo, a San Agustín, que enseña:

«No desdeñéis los pecados veniales. Porque aunque no sean graves, se acumulan, constituyen mole y hacen masa. […] ¿Hay cosa más menuda que las gotas de lluvia. Y con ellas se inundan los campos y se llenan los ríos. No desdeñéis vuestros pecados menudos y leves, no sea que con su mole os aplasten» [1].

San Allfonso María

San Alfonso María de Ligorio utiliza el mismo símil que San Josemaría:

«... las faltillas despreciadas […] consiguen que, si el alma se habitúa a ellas acabe por no dar importancia ni a las faltas leves ni a las graves. Por eso nos amonesta el Señor en el Cantar de los Cantares: 'Cogednos zorras, zorras pequeñas, que devastan los viñedos'» [2].



[1] San Agustin, Sermón 77 B, 8; BAC 441, 1983, pg 427.

[2] San Alfonso Maria de Ligorio, Selva de materias predicables, Parte I, cap 5, 2; BAC 113, 1954, pgs 102s.

pgs 102s.