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Capítulo
Punto 388
El plano de tu santidad · Punto 388

Una cosa es
la santa desvergüenza
y otra
la frescura laica.
 

Comentario

Este es el primero de los cinco puntos de este capítulo dedicados temáticamente por San Josemaría a la «santa desvergüenza».

Como ya se ha dicho, en la edición de Consideraciones Espirituales de Cuenca se lee, en vez de «santa desvergüenza», «santa audacia». El texto de este punto 388 estaba escrito sobre su Cuaderno V, nº 735, el 24-V-1932: el último por tanto cronológicamente.

San Josemaría lo adelanta, sin duda para deslindar bien las ideas. ¿Qué es aquí «laica»?

En la predicación que hizo durante su estancia en la Legación de Honduras en Madrid, San Josemaría hace como una «exégesis» de este punto:

«Dame, Jesús mío, la santa desvergüenza. ¡Cuántas veces, cada día, se doblega mi voluntad con la contradicción, como se mueve la veleta con el viento! Concédeme, Dios mío, una entereza de acero, para que haga lo que deba hacer, aunque haya que romperse la cabeza, aunque sea preciso jugarse la vida. Porque el hombre que transige en cosas de ideal, de honra o de fe, no tiene ni ideal, ni honra, ni fe [1].

Examinemos nuestras claudicaciones en puntos de ideal, pero sin ñoñeces, sin beaterías: como hombres maduros. Hemos de ser siempre recios. Bien entendido que la santa desvergüenza no es, sin embargo, la frescura, eso que ahora llaman caradura. No: con las formas sociales convenientes, con cortesía, con caridad, hemos de adquirir, por dentro, el temple del acero, con intransigencia y desvergüenza implacables, informadas siempre por la caridad de Cristo» [2].



[1] San Josemaría, como se ve, relaciona íntimamente la «santa desvergüenza» con la «santa intransigencia». Vid nº 394.

[2] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras en Madrid, «Zaqueo», 12-IV-1937, pg 48s; VI.

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