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Capítulo
Punto 696
Tribulaciones · Punto 696

 Si recibes la tribulación con ánimo encogido pierdes la alegría
y la paz,
y te expones
a no sacar
provecho espiritual
de aquel trance.

Comentario

Este punto parece una reflexión de la tribulación interior que sufrió San Josemaría durante su estancia en la Legación de Honduras y luego, durante el tiempo que pasó en Burgos [1]

El «provecho espiritual» al que alude San Josemaría consiste en la: purificación interior que supone la tribulación, al espíritu de penitencia que despierta y al discernimiento de las situaciones que provoca. Gracias a esas tribulaciones se, afina en el seguimiento de Cristo, se comprende mejor a los demás, y entre otros provechos, lleva a no hablar mal de nadie y a ganar, sobre todo, humildad.

Este punto se mueve en el clima general de este capitulo, en el que San Josemaría desea infundir ánimo y esperanza a los que le lee cuando llega la hora de la tribulación. Y de ese modo conforta cariñosamente a los débiles.



[1] En marzo de 1938 San Josemaría sufrió una dura prueba interior, que se refleja en su Cuaderno VIII dpdo de Apuntes íntimos, nº 1567; Burgos, 7/10-III-1938.

Escribía San Josemaría el 21 de marzo de ese año:

«Soy desgraciado, porque soy pecador y desordenado y no tengo vida interior. Querría llorar, y no puedo. ¡Yo, que he llorado tanto! Y, a la vez, soy muy feliz: no me cambiaría por nadie».

(Leer el texto completo en el comentario al punto 151 de Camino.
).