Menú
|
Capítulo
|
Punto 899
875
876
877
878
879
880
881
882
883
884
885
886
887
888
889
890
891
892
893
894
895
896
897
898
899
900
901
Vida de infancia · Punto 899
¡Cuánto te cuesta esa pequeña mortificación! —Luchas. —Parece como si te dijeran: ¿por qué has de ser tan fiel al plan de vida, al reloj? —Mira: ¿has visto con qué facilidad se engaña a los chiquitines? |
Comentario
Punto procedente del Cuaderno VII, nº 1087, fechado en 14-XII-1933 [1]. «Cilicio» [2]. Origen bíblico: «cubrirse de cilicio y de ceniza». El cilicio era originariamente un vestido rudo de piel de cabra o de camello que, adherido al cuerpo, era un verdadero instrumento de penitencia. Era llamado así porque la materia provenía especialmente de Cilicia. El cilicio en uso como mortificación en tiempos posteriores –una cadena o collar metálico con puntas– parece que proviene de Santa Catalina de Siena [3]. En este punto de Camino San Josemaría presupone –como en el punto 200 a propósito de las «disciplinas»– que el lector conoce –¡y tal vez usa!– un cilicio. Se trata, en efecto, de una mortificación no infrecuente entre personas piadosas, y no sólo entre monjes. «Una mirada a las vidas de los santos modernos lleva a afirmar –concluye L. Gougaud– que no estamos en manera alguna ante una mortificación perimée (pasada de moda, caducada)» [4]. Vid el comentario al punto 200. [1] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 496, 492, 640, 643, 819, 404, 405, 899. [2] Sobre el tema, vid Louis Gougaud, «Cilice», en DSp, II, col. 899-902. [3] Cfr Raimondo da Capua, S. Caterina da Siena Legenda maior, cap 6, n 61; Cantagalli, Giuseppe Tinagli (ed.), 5ª ed, Siena 1994, pg 73. [4] Louis Gougaud, «Cilice», en DSp, II, col. 900. |