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Capítulo
Punto 940
El apóstol · Punto 940

  No olvides que la unidad es síntoma de vida: desunirse es putrefacción, señal cierta de ser un cadáver.

Comentario

Este punto proviene de un texto del Cuaderno V, nº 460, que San Josemaría fechó el 8-XII-1931.

«No olviden los socios que la unidad es síntoma de vida: desunirse es putrefacción, señal cierta de ser un cadáver».

Como ya se dijo, esta consideración estaba repetida tanto en el impreso de Consideraciones Espirituales de Cuenca como en Camino (punto 381).

En el comentario al punto 38 se explica cómo para ese punto San Josemaría preparó en la 6ª edición de Camino un texto nuevo, permaneciendo inmodificado este punto 940.

La unidad. «El Autor no hace con estas palabras una observación pragmática ordenada al logro de unos resultados concretos. Enuncia más bien un principio capital de su concepción del Cristianismo y el modo de encarnarlo» [1].

Aquí el pensamiento abarca, a mi parecer, desde la unidad total de la Iglesia –somos un solo cuerpo, aunque seamos muchos, porque comemos un único Pan (1 Co 10, 17)– hasta la unidad de las obras apostólicas; lo que exige unidad de corazones, unidad operativa con la cabeza y con los hermanos. El tema se prolonga en el punto 955. El nuevo p/381, el incluido en la 6ª edición, también se mueve en esta línea.



[1] José Morales, «Introducción» a Estudios sobre ‘Camino’, 1988, pg 21. Esta «Introducción» en realidad es un penetrante estudio sobre la tensión del hombre hacia la «unidad» de su ser y de su vida, que sólo se encuentra en Dios. «Tema central de ‘Camino’ –escribe Morales– es también la unidad del hombre bajo los efectos saludables de la gracia divina. ‘Camino’ entiende al hombre como lugar vivo de unidad, como persona que ha de buscar siempre la unidad que inicialmente no es y que debe llegar a ser» (ibidem).