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Capítulo
Punto 994
Perseverancia. Punto 994

 «Se me ha pasado el entusiasmo»,
me has escrito.

—Tú no has de trabajar por entusiasmo,
sino por Amor:
con conciencia
del deber,
que es abnegación.

Comentario

Mons. Álvaro del Portillo

San Josemaría escribió este punto en Burgos, en el último trimestre de 1938, sobre una octavilla blanca, con una grafía fuerte y una tinta muy negra, semejante a la de los puntos siguientes 995 y 996, que forman entre ellos una unidad temática.

La persona a la que alude San Josemaría -me has escrito- es Álvaro del Portillo, que fue su sucesor como Prelado del Opus Dei.

Del Portillo se refirió a este suceso con frecuencia. Comentaba al año siguiente de la muerte de San Josemaría:

«Una vez le escribí al Padre –como en confidencia– que se me había pasado ese entusiasmo sensible de los primeros meses; que al principio estaba entusiasmado, viendo a Dios en todas partes y que después ya había sido una cosa más reflexiva, de otro estilo, más seria; más seria porque era el mismo amor de Dios, pero de otro modo, más sereno; esto no quiere decir que el entusiasmo anterior no fuese sereno, sino que quizá al principio Dios Nuestro Señor quiso ayudarme dándome especial alegría y después ya pasé a ser del 'común de fieles'.

Entonces el Padre escribió un punto de Camino que recoge esto y me dijo que lo había escrito por mí. Padre, –le dije– pero yo no había dicho que se me hubiese pasado la ilusión, era solamente en este sentido. –Déjate, déjate, contestó el Padre, que esto le puede ir muy bien a otras almas; yo entiendo lo que has querido decir, pero como lo que has escrito puede servir a otras almas, lo he recogido en Camino» [1].

Y pocos años después, en 1982 respondía de esta manera a una pregunta:

«Vamos ahora al punto de Camino...: recoge la carta de un hombre un poco inconsciente que, al pedir la admisión en el Opus Dei, se llenó de entusiasmo. No tenía mérito en seguir ese camino, porque Dios Nuestro Señor le daba tanta gracia. Después, cuando estuvo un poco más formado, su Padre Dios le quitó el entusiasmo, y le decía: basta que actúes con la cabeza y con el amor al Señor que ya tienes. Y se quedó un poco apesadumbrado aquel hombre: ¡qué pena! –se decía–, ahora tengo que ir un poco a contrapelo. Y lo confió al Padre. –El que escribió esa frase un poco tonta, fui yo...» [2].

Durante un encuentro en 1991 Álvaro del Portillo hizo esta precisión: San Josemaría le dijo que él era el protagonista del punto 994 «muchos años después», ya que él hasta entonces no se había dado cuenta [3].

No hemos encontrado en el epistolario de Mons. del Portillo ninguna carta en la que diga «se me ha pasado el entusiasmo». El testimonio que tenemos es precisamente del «entusiasmo» de los primeros tiempos de su vocación:

«Le ruego a Vd. que pida para que siga mi entusiasmo creciendo y mi perseverancia no flaquee» [4].

Tampoco sabemos si la carta en cuestión es anterior a la guerra civil, o es del año 1938 o de los primeros días de 1939, que es cuando San Josemaría escribe el punto de Camino [5]. Del Portillo escribió a San Josemaría desde la Legación de Honduras una carta a la que pertenece el siguiente párrafo:

«Las [cartas] suyas que recibimos aquí el 28 [de enero] han sido el espolonazo que necesitaba y me lanzo, pluma en ristre a emborronar el papel. Me entusiasman todas sus noticias, que han tenido la virtud de sacudir mi voluntad, que iba languideciendo en esta vida rutinaria de un modo por desgracia alarmante» [6].

¿Podría ser esta carta, escrita en febrero de 1938, la que San Josemaría sintetizaría en el «se me ha pasado el entusiasmo»? ¿O podría ser la que responde a esta carta de San Josemaría, escrita ya cuando ya ha ultimado la redacción de Camino?

«Burgos, 19-I-939 + Jesús te me guarde. Mi muy querido Alvaro: Casi no puedo coger la pluma, porque tengo las manos heladas. Pero me he propuesto escribirte y lo hago. Tus hermanos, por ahora, no escriben, ni vienen [7].

Está en pie mi promesa: el primero que llegue irá a verte y te llevará los diccionarios. No sé qué decirte por carta: en cambio, cuando te vea, te diré muchas cosas que te gustarán. ¡Hay tantas cosas grandes por hacer! No es posible poner obstáculos, con puerilidades, impropias de hombres hechos y derechos.

Te aseguro que de ti y de mí espera Jesús muchos y buenos servicios. Se los haremos, sin dudar. En estos días pido de veras al Señor que vuelva el entusiasmo por el negocio de Casa, a aquéllos de la familia que acaso ahora no lo sientan. Ayúdame tú a pedir y lograr eso. Conviene que no te olvides de escribir aquí. Lo mismo a tus hermanos. Vale la pena. ¿Has recibido unas revistas alemanas y otra inglesa?

Te bendice y te abraza tu Padre Mariano» [8].

Que vuelva el entusiasmo... Y sin embargo no hemos de trabajar por entusiasmo... Son dos acepciones distintas de la palabra y un único misterio: el del seguimiento de Cristo... hasta el final. Álvaro del Portillo le respondía con esta palabras:

«Y el contraste entre los deseos tan encendidos y sinceros de entonces [9] con la desgana y realidad de ahora me ha producido verdadera impresión. Espero que D. Manuel acabará pronto –mejor dicho, que ha terminado ya, desde ahora mismo– con tanta tontería» [10].



[1] Notas de un coloquio con Álvaro del Portillo, Roma 19-II-1976; el subrayado es mío.

[2] Notas de otro coloquio con Álvaro del Portillo, Roma 4-IV-1982.

[3]

«Yo se lo escribí al Padre, y el Padre me dijo: se acabó. Yo no me di cuenta de que [el punto de C] lo decía por mí. Pero al cabo de muchos años me dijo: este número lo escribí por ti. Dije: Padre, pero yo no, no lo decía en el sentido de...»

(Notas de otro coloquio con Álvaro del Portillo, Barcelona 28-VIII-1991).

[4] Carta de Álvaro del Portillo a San Josemaría Escrivá, La Granja (Segovia) 23-VIII-1935; AGP, sec B-1, leg 1, C-350823. Poco antes, en la misma carta, le cuenta a San Josemaría que había encontrado en La Granja a un amigo de Ferraz:

«He hablado con él ayer y hoy; el hombre está entusiasmado con la Obra».

Del Portillo pertenecía al Opus Dei desde el 7 de julio de ese año.

[5] Esto último sería lo más lógico, pues las cartas «interlocutorias» de los puntos de Burgos suelen ser contemporáneas, incluso inmediatas a la redacción de las «gaiticas».

[6] Carta de Álvaro del Portillo a San Josemaría Escrivá, Madrid (Legación de Honduras) 1-II-1938; AGP, sec B-1, leg 1, C-380201. Las cartas de San Josemaría a que se refiere van dirigidas a Isidoro Zorzano, que las llevaba a la Legación de Honduras, donde se encontraba refugiado todavía Álvaro del Portillo. En enero les escribió los días 14, 18 y 21 (EF 380114-1, 380118-1 y 380121-3), que debieron llegar juntas, al menos las dos primeras. La carta del día 18, especialmente, es la que debió despertar el «entusiasmo» de del Portillo.

[7] Juan Jiménez Vargas y Ricardo Fernández Vallespín.

[8] Carta de Josemaría Escrivá a Álvaro del Portillo, Burgos 19-I-939; EF 390119-1. El subrayado es mío.

[9] Alude a la vibración apostólica que les llevó –a del Portillo y a otros dos– a pasarse con alto riesgo a la zona nacional por el frente de Guadalajara. Vid Álvaro Del Portillo, «De Madrid a Burgos pasando por Guadalajara», relato manuscrito, noviembre de 1938; AGP, sec B-1, leg 50, carp 3).

[10] Carta de Álvaro del Portillo a Josemaría Escrivá, Cigales (Valladolid) 22-I-1939; AGP, sec B-1, leg 1, C-390122.