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Capítulo
Punto 133
Santa Pureza · Punto 133

Los santos no han sido seres deformes; casos para que los estudie
un médico modernista.
Fueron, son normales: de carne, como la tuya. —Y vencieron.
 

Comentario

Comienza aquí el segundo bloque de textos procedentes de Burgos: trece puntos. San Josemaría expresó la idea de este punto 133 en una carta de abril de 1938 dirigida a un joven ingeniero, al que exhorta a la fidelidad:

«Los santos –que no eran seres deformes, sino bien conformados, como tú y como yo– sentían esa ‘natural’ inclinación» [1].

Pero la «gaitica» parece en dependencia directa de la meditación de Vitoria-Vergara sobre la pureza, en la que anota la misma idea, más desarrollada:

«Los santos: ¿de pasta flora? No: no han sido seres deformes; casos para que los estudie un Doctor modernista... ¡Normales! ¿De madera? ¡De carne, como la mía! Los santos eran –son– humanos» [2].

En realidad era una doctrina y unas expresiones que había predicado abundantemente en los años de la Academia DYA (1933-36) y que dejó escritas en 1935 en un documento sobre apostolado dirigido a los fieles del Opus Dei [3]:

«¿Acaso has llegado a creer que los santos no tuvieron –no tienen– que vencer en peleas tan grandes, y más, que tus peleas diarias? Entonces, los santos son anormales: casos clínicos, para estudiarlos un doctor modernista o un psicólogo hambriento de deformidades» [4].

«Un médico modernista». Parece a primera vista aludir al prurito vanidoso de los que se dan de listos y a la moda. Pero en realidad, a la luz de los textos precedentes citados, ese «modernismo» es una forma de aludir a las corrientes psiquiátricas de cuño freudiano.



[1] Carta de San Josemaría, Burgos 8-IV-1938; EF 380408-6.

[2] Ejercicios Espirituales, Plática «Santa Pureza», Vitoria IX-1938; guión nº 126.

[3] No puede excluirse que, entre los fieles del Opus Dei que estaban en la llamada zona nacional, alguno tuviera una copia de esta instrucción y que de esta manera San Josemaría pudiera utilizarla en Burgos. Desde luego, el original autógrafo –que se conserva (AGP, sec A, leg 48, carp 2, exp 1)– quedó en Madrid, en un «baúl» de documentación antigua que custodiaba Doña Dolores Albás, madre de San Josemaría.

Una detenida información sobre la «historia del baúl» que contenía el archivo del Opus Dei es la que da Isidoro Zorzano en Diario de Madrid, 10-IV-1939; la víspera había sido trasladado de casa de González Barredo al Patronato de Santa Isabel; San Josemaría puntualiza en anotaciones marginales a esa narración alguna afirmación menos exacta de Zorzano.

Vid también sobre el tema Juan Jiménez Vargas, Relatos testimoniales, XI.

[4] Instrucción, 9-I-1935, n 294.