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Capítulo
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Punto 246
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Comentario
Texto escrito por San Josemaría sobre una octavilla blanca, procedente también del guión que elaboró para predicar unos Ejercicios Espirituales a los sacerdotes de Vergara sobre el tema:
En el Retiro Espirtual que había predicado en Salamanca, seis meses antes se encuentra este apunte:
El capítulo se ha ido encaminando hacia estos puntos finales, que nos ofrecen el «alma» del examen. La doctrina de este punto, y ya antes el salmo meditado en el punto 244, sitúan de manera formal el ejercicio cotidiano del examen de conciencia en su lugar propio: la relación personal con Dios. El examen que hacemos los cristianos no es introspección: es una forma de oración.
San Josemaría, al exponer en el punto 90 los contenidos de la oración, los sintetiza diciendo que son: conocerle a Dios y «conocerte». Es decir, el examen de conciencia se realiza siempre en diálogo con el Señor, en oración. Una oración, por otra parte, que, al darnos el «propio conocimiento» (vid punto 609), es necesariamente una oración hecha de contrición ante Dios. El examen «acaba» –tiene su acabamiento, su perfección– en el «dolor de Amor», como se dice en el texto [3]. Una contrición que se llena de agradecimiento por la inmensa bondad de Dios. Leer el punto 242, que vincula el «dolor de Amor» a los propósitos concretos. [1] Ejercicios Espirituales, Plática «Examen», Vergara 5-IX-1938; guión nº 123.
[2] Retiro espiritual, Plática «Vida sobrenatural», Salamanca 25-I-1938; guión nº 91. La cursiva es mía.
[3] Los textos de Santa Teresita a los que se refiere San Josemaría pueden ser éstos:
Y sobre todo el texto célebre del manuscrito C de Santa Teresita::
Este pasaje lo citó San Josemaría, leyéndolo íntegro, en los Ejercicios Espitituales que predicó a los seminaristas de Valencia en noviembre de 1940. (Ejercicios Espirituales, Meditación 1.4ª, Valencia 3-XI-1940; notas tomadas por Vicente Moreno, sacerdote; AGP, sec A, leg 100-38, carp 1, exp 18. Sobre este documento, leer la nota en el comentario al punto 704). |