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Cómo se hizo
Consideraciones Espirituales, 1933 III

Consideraciones espirituales, 1933. III

Pedro Rodríguez

Al comenzar el verano de 1933 Josemaría Escrivá daba al velógrafo un segundo bloque de consideraciones (49) . Más breve que el anterior y también más austero, si cabe.

Son siete cuartillas, de las mismas características. La primera y la última, en blanco y sin numerar; las otras, con el texto a máquina y numeradas del 1 al 5. Sin portada ni contraportada. Por supuesto, sin firma, pero además sin fecha (50) .

La cuartilla 1 se encabeza así: «Consejos Espirituales – Consideraciones Espirituales (Continuación)».

 


María Ignacia García Escobar, una
de las primeras mujeres del Opus Dei


En efecto, si el último texto de Cem32 era la cd/246, el primero de Cem33 es la cd/247. Son, las de este fascículo, 87 nuevas consideraciones de numeración consecutiva, hasta llegar a la cd/333.

Es éste el momento de decir que la literatura biográfica sobre Josemaría Escrivá no ha reparado hasta ahora en la existencia de este segundo fascículo, del que, ciertamente, no conozco más ejemplar que el conservado por el propio Autor entre sus papeles (51) (aunque sin duda fue distribuido como el primero). Y, sin embargo, me parecen del máximo interés histórico estas cuartillas, que marcan la línea de continuidad hacia la edición impresa.

El conjunto que forman Cem32 y Cem33 –en el aparato crítico llamaremos a ese conjunto sencillamente Cem– tiene también otro tipo de unidad: son, como digo, 333 consejos o consideraciones, un tercio de C, exactamente un tercio. Al llegar a la cd/333, el Autor paró. Este pequeño descubrimiento de las 333 consideraciones a multicopista adelanta a 1933 el deseo de San Josemaría de expresar en «clave trinitaria» el número de consideraciones del libro (52) .

Cem33 es un conjunto literario en todo similar al precedente. El texto procede en su totalidad de los Apínt y el Autor comienza a extraer sus notas donde se quedó al terminar Cem32: todas las consideraciones de Cem33 –menos una, la 321 (= Cp/176), que se toma del Cuaderno III– se encuentran en el Cuaderno VI (53) .

Tampoco en este caso el Autor agrupa las papeletas por el orden cronológico. El orden es muy diverso del que ofrece Apínt, como estudiaremos en su momento. Digamos finalmente que este segundo fascículo fue mecanografiado después del 7 de julio de 1933, día en que están fechadas en el Cuaderno las ocho consideraciones últimas que se recogen en Cem33 (54) . Pero el 22 de julio, según carta de Zorzano al Autor (55) , ya estaba siendo leído en el círculo de amigos. Entre ambas fechas se sitúa, por tanto, la definitiva composición y la mecanografía del segundo fascículo.

4. La circulación de Cem32 y Cem33

El más antiguo testimonio de la recepción de Cem32, en el círculo de seguidores de Josemaría Escrivá, lo encontramos en las notas personales que llevaba María Ignacia García Escobar (56) . En ellas se lee con fecha de 9 de enero del 33:

«Ayer, último día de Pascua de los Santos Reyes, me trajo una hermanita mía en la Obra de Dios unos escritos que hace tiempo esperaba con santa impaciencia, por tratarse de Ti. En varios de sus puntos habla de la niñez espiritual. –Al terminar de leerlos, con gran convicción de lo que decía y esperanza ilimitada en tu poder y misericordia, he exclamado: ¡Señor, yo soy una niña, sí; pero... una niña incorregible y con unos instintos de fiera, que si Tú, mi cariñosísimo Padre, no me coges en tus brazos y, a pesar de mis gritos de protesta, me apartas del peligro llevándome a tu aposento, mi nueva caída sería segura! ¡¡Jesús del alma mía, apiádate de mí!!» (57) .

La circulación de las cuartillas comenzó, pues, en los primeros días de enero. Aunque María Ignacia no lo dice formalmente no hay duda alguna de que los escritos que esperaba con impaciencia son estas Consideraciones, de las que ya estaba avisada por el Autor de que saldrían. Lo que a ella más le impresiona, como se ve, son los textos sobre infancia espiritual: cd/139 a 173.

Conocemos la reacción de Isidoro Zorzano ante Cem32, que escribe desde Málaga al Autor en cuanto recibe el pequeño fascículo:

«Estoy rumiando las hojitas o consejos espirituales» (58) .

En marzo todavía está calibrando la doctrina espiritual del fascículo:

«Esa tranquilidad de espíritu, resultado de la paz espiritual, no sólo hace ver con más transparencia y claridad los problemas del espíritu, sino que se traduce también en una mejor asimilación y resolución de las cuestiones cotidianas: qué razón tienes al considerar en tus Consejos espirituales que el poseer la gracia de Él es tener o estar dotado de una tercera dimensión» (59) .

Cem33 es objeto de testificación inmediata en la correspondencia del Autor, que escribe en julio a uno de aquellos universitarios:

«¿Te llevaste el segundo fascículo de Consejos? Si no te lo di, ya te lo mandaré en la próxima» (60) .

El destinatario, cuando lo ha recibido, comenta:

«Tengo ya el segundo cuaderno de ‘Consejos’, que he leído ya, pero que tengo que meditar mucho: ¡qué cosa más grande!»(61) .

Casi por las mismas fechas Isidoro Zorzano, desde Málaga, tiene también su propia forma de acusar recibo, semejante a lo que ya dijo a propósito de Cem32:

«Las Consideraciones son maravillosas; sigo rumiándolas» (62) .

Pasado el primer momento, las referencias a los Consejos en el intercambio epistolar comprenden sin duda los dos fascículos, sin distinción. De sendas cartas del Autor:

«Ramón: que leas, con frecuencia, los Consejos; que tengas presencia de Dios; ¡que seas fiel! Un abrazo y mi bendición. José María. Madrid – 14-enero-1934» (63) .

«No me dejes la meditación: lee los Consejos, que son palabras que te digo al oído, como si estuviera a tu lado»(64) .

Zorzano, por su parte, termina incorporando la lectura de los fascículos a su plan de vida:

«Por la tarde, [dedico] también un cuarto de hora a la lectura del Evangelio y Consejos Espirituales; luego, por la noche, hago la visita al Santísimo y, al tiempo de acostarme, el examen»(65) .

He subrayado la acogida de Cem32 porque, a mi parecer y a partir de la documentación que he podido consultar, la idea de transformar esos textos en libro se fragua ante el impacto de esas 246 «consideraciones» en el entorno del Autor. Esa «eficacia pastoral» –diríamos hoy– le lleva a dos cosas: primera, a confeccionar, como hemos visto, un segundo fascículo con nuevos textos; segunda, a pedir a su confesor una censura particular de ambos fascículos pensando ya en la imprenta (66) . Veamos esto último con algún detenimiento.

Los ejemplares de Cem32 y Cem33 que se conservan en el AGP son especialmente valiosos para la historia de la composición de C (tema en el que la parquedad del Autor –como ya dije– es casi absoluta). Se trata de los ejemplares que el Autor entregó al P. Valentín Sánchez Ruiz, su confesor, para que los revisara y le diera su parecer (67) . En la portada de Cem32, el Autor –como ya dije– escribió, con lápiz rojo y letra grande y bien formada, esta misiva para su confesor:

«Padre: le envío estos dos fascículos de «consideraciones» para que tenga la caridad de censurarlos o suprimir lo que quiera. Bastantes, de este primer cuaderno, ya las conoce V. R.; pero el segundo y algunas del primero no se las había dado aún. Dios se lo pague. Escrivá»(68) .

En la cubierta (en blanco) de Cem33 agrega, con el mismo estilo:

«Desde luego, si se viera que aprovechan, ordenaré más adelante estas notas. Por ahora, como prueba, ya vale».

Debajo, con letra más pequeña y a tinta, se lee (tanto en Cem32 como en Cem33):

«Me lo devolvió el P. Sánchez hoy 12 – ags. 1933» (69) .

La cosa parece clara. El Autor había puesto a circular Cem32 en cuanto lo tuvo disponible (primeros de enero de 1933), sin entregárselo al P. Sánchez. Éste –como dice el Autor– conocía ya buena parte de su contenido, pues Escrivá le daba a leer, con frecuencia variable y a efectos de dirección espiritual, sus notas íntimas (70) . Adviértase que el P. Sánchez no conocía las notas de Apínt escritas entre el 27 de diciembre de 1932 y el 7 de julio de 1933 (es decir, las correspondientes al periodo recogido en el segundo fascículo), ni tampoco una parte de las recogidas en Cem32.

Cuando termina el segundo fascículo (finales de julio de 1933) el Autor lo lleva, junto con el primero, al P. Sánchez. A la vez, lo pone enseguida en manos de sus amigos, sin esperar –como ya hizo con el primero– el juicio de su confesor (71) .

Esto me parece interesante porque esta secuencia de hechos manifiesta que Josemaría Escrivá proyecta ya, como he dicho, transformar en texto impreso los fascículos a ciclostil. En efecto, el juicio que espera del P. Sánchez no es sobre la oportunidad de comunicar a otros esos fascículos. La censura que le pide es, claramente, el dictamen privado, de conciencia, de su confesor, con vistas a una futura publicación formal, que empieza a considerar al darse cuenta del bien que esas cuartillas están haciendo: «si se viera que aprovechan», dice con humildad. En todo caso, «como prueba, ya vale».

En los Apínt no se contiene –ya lo he apuntado– una sola palabra acerca de estos ensayos del futuro libro: como si no existieran. Por eso son preciosas, desde el punto de vista histórico, estas notas del Autor dirigidas al P. Sánchez. Testimonian, ciertamente, la humildad del Autor y, como en tantas otras ocasiones, su dócil apertura al discernimiento espiritual de su confesor (72) .

Pero para el estudioso de C es muy valiosa la indicación que el Autor hace en la tapa del segundo fascículo: en el caso de decidirse a publicarlas, «ordenaré más adelante estas notas»(73) . Lo que significa que el orden de exposición o secuencia de los contenidos de ambos fascículos era claramente provisional y debía ser reelaborado a fondo, especialmente al plantearse la fusión de Cem33 y Cem32.

La realidad es que ambos manojos de cuartillas prestaban ya una buena ayuda a San Josemaría en su labor apostólica, y no demostró tener prisa en llevar a la imprenta sus «consideraciones», a pesar de que el 12 de agosto su confesor le había devuelto los textos sin cambiarles una coma. Él seguía adelante con su «vida en Dios», cuyo fondo inapelable era, desde el 2 de octubre de 1928, ser y hacer el Opus Dei en la Iglesia. Y esto es lo que se refleja en el día tras día de su Cuaderno y de las cuartillas o papeletas que lo preceden y prolongan... San Josemaría tenía dentro del alma la urgencia de Dios: sin prisa y sin pausa, al paso de Dios, solía decir (74) .

Del proyecto de libro, como digo, ni una palabra en sus Apínt. Josemaría Escrivá, en medio de la más absoluta pobreza de medios, logró en diciembre de ese curso 1933-34 instalar en la calle Luchana un incipiente Centro del Opus Dei, la Academia DYA (74b). Pasará todo el año 1933 y parte del 34 antes de que nos encontremos con esa ordenación de los papeles, que acabará ya en la imprenta. Veamos cómo se forjó.


49. Al que llamaremos Cem33: Consideraciones Espirituales, Madrid 1933, eventualmente seguido del número de la consideración; por ej: Cem33/280.

50. Conocemos la fecha, casi exacta, pero por otras fuentes, como veremos enseguida.

51. Se encuentra en AGP, sec A, leg 54, carp 1, exp 2. El Diario de Ferraz (17-I-1935; Sainz de los Terreros) da noticia de una limpia de papeles que hicieron en la Academia-Residencia: «Se quemaron también ejemplares de Consideraciones, los antiguos al velógrafo, quedándonos con sólo 3».

52. Vid infra § 6, nt 76-80.

53. Hay que hacer notar que el Autor «recupera» también un texto de la zona del Cuaderno VI ya utilizada en Cem32: la cd/190 (=p/599), que es de septiembre del 32 (Apínt, nº 824). Como dijimos, el patrimonio literario de Cem33 se sitúa en Apínt a partir de 5-I-1933.

54 La última del fascículo es también la última del 7 de julio, la 333 = C p/926.

55. Carta de Isidoro Zorzano a Josemaría Escrivá, Málaga 22-VII-1933; IZL, Epistolario, 40.

56 María Ignacia García Escobar (1896-1933), nacida en Hornachuelos (Córdoba), conoció al Autor de C en el Hospital del Rey, de Madrid, en 1932, donde era tratada de una tuberculosis, que le causó la muerte en septiembre de 1933. Se incorporó al Opus Dei en abril de 1932. San Josemaría la atendió espiritualmente hasta su muerte. Vid José Miguel Cejas, La paz y la alegría. María Ignacia García Escobar 1896-1933. En los comienzos del Opus Dei, Rialp, Madrid 2001.

57. María Ignacia García Escobar, Diario, 9-I-1933; AGP, sec A, leg 12, carp 4, exp 2.

58. Carta de Isidoro Zorzano a Josemaría Escrivá, Málaga 18-I-1933; IZL, Epistolario, 29.

59.Carta de Isidoro Zorzano a Josemaría Escrivá, Málaga 3-III-1933; IZL, Epistolario, 32. Alusión a Cem32/4 (= C p/279).

60. Carta de Josemaría Escrivá a Manuel Sainz de los Terreros, Madrid 24-VII-1933; EF 330724-2. El subrayado es mío. En nota a pie de página (edición del Epistolario de Josemaría Escrivá presentada a la Santa Sede para la Causa de Canonización) se lee: «Con el nombre de Consejos se designa aquí la primera impresión, a velógrafo, hecha en diciembre de 1932, del texto que, en 1934, con algunas modificaciones, fue editado en Cuenca con el nombre de Consideraciones Espirituales. Ampliado y revisado, este libro salió, en 1939, con el título de Camino.» Como se ve, el autor de esta edición desconoce la identidad de este «segundo fascículo» y piensa que en la carta se está hablando del primero.

―Manuel Sainz de los Terreros Villacampa (1908-1995), nacido en Solares (Cantabria), ingeniero de Caminos, conoció al Autor en junio de 1933, en su domicilio de la calle de Martínez Campos. Desde entonces comenzó a dirigirse espiritualmente con el Fundador del Opus Dei y a colaborar en sus trabajos apostólicos. En agosto de 1936, San Josemaría estuvo refugiado en su casa de la calle de Sagasta, en Madrid, domicilio que tuvo que abandonar a causa de un registro hecho por las milicias populares en ese edificio. De resultas de dicho registro Sainz de los Terreros fue detenido y juzgado, quedando libre unos meses después. En octubre de 1937 formó parte del grupo de personas que acompañó al Fundador del Opus Dei en el paso a la otra zona de España a través del Pirineo. Desde esa fecha, por estar destinado en lugares distintos al de residencia del Autor, el trato se mantuvo fundamentalmente por medio de la correspondencia. Sainz de los Terreros siempre mantuvo gran estima y veneración hacia San Josemaría.

61 Carta de Manuel Sainz de los Terreros a Josemaría Escrivá, Fuenterrabía 7-VIII-1933; AGP, sec N-2, leg 146, carp C, exp 3. El subrayado es mío.

62. Carta de Isidoro Zorzano a Josemaría Escrivá, Málaga 22-VII-1933; IZL, Epistolario, 40. Se refiere sin duda al segundo fascículo, que el Autor le ha hecho llegar enseguida o que él recogió en Madrid. Lo que indica que hacia el 15 de julio ya estaba repartiéndose.

63. Carta de Josemaría Escrivá a Ramón Franquelo, Madrid 14-I-1934; EF 340114-1. ―Ramón Franquelo Ramos (1910-1936). Natural de Antequera (Málaga), era maestro nacional. Conoció al Autor a comienzos de 1932, en Madrid, mientras hacía el servicio militar, y empezó a dirigirse espiritualmente con él. Acabado este periodo, regresó a Antequera. En esta ciudad mantuvo el contacto con el Fundador de la Obra a través de la correspondencia y por medio de las visitas que, desde Málaga, le hacía Isidoro Zorzano. En agosto de 1936 murió fusilado.

64. Carta de Josemaría Escrivá a Rafael Roldán, Madrid 27-III-1934; EF 340327-1. Evidentemente el Autor escribe con las palabras mismas del prólogo que acaba de preparar para la edición impresa, como veremos.

―Rafael Roldán, cordobés nacido en 1900, doctor en Medicina, discípulo de D. Carlos Jiménez Díaz, había participado intensamente en los años 1932 y 1933 en las actividades de formación que dirigía el Autor de C. Había ganado una plaza de A.P.D. (Asistencia Pública Domiciliaria) y residía en Córdoba, manteniendo trato y relación con Josemaría Escrivá por medio de la correspondencia y a través de Isidoro Zorzano. Con la guerra civil española perdió contacto con San Josemaría. Roldán recuerda que el Autor en aquellos años le entregó personalmente los fascículos. Roldán escribió un interesante testimonio, en el que, después de aludir al texto mecanografiado de Santo Rosario, que el Autor le dio, agrega: «lo mismo sucedió con unos pensamientos –escritos a máquina o a mano– y que él llamaba ‘Consejos’ que más tarde he encontrado como puntos de meditación de su actual libro ‘Camino’» (Rafael Roldán, Testimonio, Córdoba 14 de Junio de 1977; AGP, sec A, leg 100-49, carp 2, exp 15).

65 Carta de Isidoro Zorzano a Josemaría Escrivá, Málaga 6-III-1934; IZL, Epistolario, 58.

66 El Autor tenía una inmensa preocupación –podríamos decir– por el «mundo del libro» y ardía en deseos de «publicar» en letra impresa las maravillas de Dios. Del año 31, y de uno de sus Cuadernos es esta anotación: «A pesar de sentirme vacío de virtud y de ciencia (la humildad es la verdad..., sin garabato), querría escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva, prendiendo su luz y su calor en los hombres, convirtiendo los pobres corazones en brasas, para ofrecerlos a Jesús como rubíes de su corona de Rey» (Apínt, nº 218, anotación de 7 de agosto de 1931). Parecen palabras proféticas referidas precisamente al libro que empezaba a esbozarse en Cem32 y, sin embargo, pienso que las citadas cuartillas –como he apuntado– no tienen en su origen la voluntad de, con ellas, preparar un libro.

67 En el aparato crítico estos ejemplares se citan así: CemS.

68 La cursiva es del Autor.

69 Por una anotación de Apínt (nº 1050) sabemos que efectivamente ese día el Autor visitó al P. Sánchez: «Día 12 de agosto – 1933: Como sábado, me confesé. He contado al Padre S....». No alude aquí para nada a los fascículos. El Autor tenía en aquella época la costumbre de visitar los sábados al P. Sánchez para confesarse (cfr también Apínt, nº 1067: «Estoy malucho, muy acatarrado. Me confesé –es sábado– y el padre Sánchez...»).

70 Las cuartillas o papeletas de que hemos hablado; vid supra nt 11 y 32.

71 Vid Carta de Josemaría Escrivá a Manuel Sainz de los Terreros, Madrid 24-VII-1933; EF 330724-2.

72 No sabemos la respuesta del P. Sánchez. Como digo, ese mismo día 12 de agosto en que el P. Sánchez le devolvió los fascículos, anota la entrevista en sus Apínt, pero sin aludir para nada a esos textos. Es evidente que el confesor no tuvo nada que objetar y que le animó a publicar los textos, como se deduce de la actuación posterior del Autor.

73 El subrayado es mío.

74 «Moderad vuestra impaciencia, haced el apostolado del proselitismo con calma, despacio, al paso de Dios... Pero sin interrumpir jamás la labor ¡cueste lo que cueste!, mirando los acontecimientos y los hombres con ojos de eternidad» (Instrucción, 1-IV-1934, n 90).

74b Una buena síntesis del significado, proyección y actividad formativa de la Academia DYA, en John F. Coverdale, La fundación del Opus Dei, Ariel, Barcelona 2002, cap 9 «El primer centro (1933-1934)», pgs 123-133.