Menú
Capítulo
Punto 574
Devociones · Punto 574

¿Quién te ha dicho
que hacer novenas
no es varonil?

—Varoniles serán
esas devociones, cuando las ejercite
un varón...,
con espíritu de oración y de penitencia.

Comentario

Texto escrito por San Josemaría sobre una octavilla con un dorso en el que se lee: «Vitoria 6 de noviembre» (a máquina). El tema –la claridad de ideas en este tema– le preocupaba desde años atrás:

«Vísperas de N. Sra. de la Merced – 1931: comienzo otra novena a la Ssma. Virgen. Parece algo femenina mi piedad, con estas devociones. Procuro que no sea así, dando a mis novenas, con permiso del padre [su confesor], una sólida virilidad. Desde luego, creo que la Sra. me las pide, porque necesito ser muy devoto suyo» [1].

En la «sociología» católica de la época las novenas, como tantas otras prácticas de piedad, aparecían predominantemente como «cosa de mujeres». Ésta era una deformación de la época: que lo que normalmente no hacían los hombres sino las mujeres era calificado despectivamente de «femenino».

San Josemaría no tiene el menor reparo en asumir esas prácticas, pues piensa que tienen en sí mismas un valor cristiano común a mujeres y a hombres. Escrivá integraba en su piedad personal, a la vez sentida y recia («piedad de niños y doctrina de teólogos», solía decir), un amplio espectro de realidades de vida cristiana que van desde el rigor de la Liturgia, con la Celebración eucarística y el rezo del Oficio divino en cabeza, hasta las prácticas más populares y «devotas», como el uso del agua bendita, las novenas a la Virgen y la invocación de las ánimas del purgatorio.

Entre las muchas características de la vida cristiana –común a hombres y mujeres– que San Josemaría admiraba especialmente en la mujer es su «fe recia», que veía simbolizada en «la valentía de las santas mujeres» [2].



[1] Apuntes íntimos, nº 297, 23-IX-1931.

[2] Es Cristo que pasa, 101.