Menú
Capítulos de Camino
Táctica

 

Táctica

Para comprender bien la posición de este cap en el conjunto de esta Tercera Parte, ayuda tener presente la secuencia que presentaba en Cec. Allí, concretamente, el orden era éste: «Proselitismo» - «Discreción» - «Táctica». Como sabemos, al preparar C, el Autor decidió situar el cap «Discreción» dentro del conjunto sobre virtudes de la Segunda Parte (vid Introd a cap 30) y en su lugar colocó el nuevo cap sobre «Cosas pequeñas» (vid cap 39). He aquí, pues, la nueva secuencia: «Proselitismo» - «Cosas pequeñas» - «Táctica». Conviene, pues, considerar las dos fases redaccionales –las dos secuencias–, pues ambas lecturas aportan elementos de comprensión.
En la «táctica» de que aquí se habla –es decir, el método apostólico o estrategia de la misión– la acción apostólica de «los hombres y las mujeres de Dios» aparece como algo que brota del «alma de apóstol» (Bautismo, condición cristiana; p/831), y luego dimana a través del trabajo profesional, de la situación de cada uno en el mundo (p/832); algo, por otra parte, realizado con naturalidad, sin ruido, cada uno en su trabajo y con ocasión de ese trabajo, sin caer en el activismo (p/837), imitando la «vida oculta» de Jesús (p/840) y sin buscar ser conocidos como «apóstoles», pero estando patente el testimonio de «vuestras obras» (p/842); teniendo como ideal la discreción de Jesús (p/843), es decir, caminar como Jesús «quasi in occulto», pero dando –audacter– testimonio público cuando otros callan (p/841 y 846). En definitiva: no «brillar como una estrella», sino «quemar como una antorcha»: «para eso estás en la tierra» (p/835).

Como sucede con el cap «Discreción» –con el que guarda la estrecha relación que hemos indicado–, el titulado «Táctica» está atravesado en todas las direcciones por la doctrina del cap «La Gloria de Dios». La consecuencia de ese desaparecer personalmente, para que sea sólo de Dios la gloria, es ésta: «con tu santificación personal, obtendrás la de los demás: el reinado de Cristo, es decir, ‘omnes cum Petro ad Jesum per Mariam’» (p/833). La gloria de Dios –el «Deo omnis gloria» de p/780– consiste, según el Autor: en clave cristológica, en que Cristo reine («regnare Christum volumus»; vid com/11), y en clave eclesiológica, en la realización de la unidad de los cristianos y de la misión: «que todos vayan con Pedro a Jesús por María» .

El cap consta de los doce puntos que ya estaban en el correspondiente de Cec, más nueve que se añaden en Burgos. Su talante y su mensaje se expresan bien en los tres primeros puntos, que ya lo eran en Cec y que proceden de idéntica secuencia textual en Cem32/11-13. Hay otros tres de Cem32, tres de Cem33 y tres más tomados directamente de los Cuadernos de Apínt.


831* Eres, entre los tuyos —alma de apóstol—, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y éste, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.
¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?


Texto del Cuaderno V, nº 683, fechado en 3-IV-1932 . En este cap, como en todo el libro –pero aquí de manera más acentuada –, hay puntos que son el traslado para todos los lectores de lo que el Autor había escrito pensando en los fieles del Opus Dei. Este primer punto es uno de ellos:
«Los socios, en el ambiente de la sociedad, serán, dada su organización, como la piedra caída en el lago. Producirán una primera conmoción, un primer círculo... y éste otro, y otro, y otro... Cada vez más ancho. –O.c.P.a.I.p.M.» .


832* ¡Qué afán hay en el mundo por salirse de su sitio! —¿Qué pasaría si cada hueso, cada músculo del cuerpo humano quisiera ocupar puesto distinto del que le pertenece?
No es otra la razón del malestar del mundo. —Persevera en tu lugar, hijo mío: desde ahí ¡cuánto podrás trabajar por el reinado efectivo de Nuestro Señor!


Texto del Cuaderno V, nº 754, fechado en 16-VI-1932 :

«¡Qué afán hay en el mundo, por salirse de su sitio! ¿Qué pasaría, si cada hueso, cada músculo del cuerpo humano quisiera ocupar puesto distinto del que le pertenece? No es otra la razón del malestar actual de la sociedad. Para esto, no hay más remedio que la vuelta a Cristo. A eso va la Obra de Dios».

Nótese cómo transforma el Autor las dos últimas frases de su Cuaderno a la hora de redactar este punto. La dinámica expresión «a eso va la Obra de Dios» –«la vuelta a Cristo»– pasa a ser «el reinado efectivo de Nuestro Señor», el «regnare Christum volumus» del p/11. Vid allí, en el com, el sentido de esta expresión como «fin» de la Obra de Dios.
«Salirse de su sitio». Vid com/837 y 926. Es evidente que la doctrina de estos puntos ha de entenderse en clave teológica y no sociológica. «Sitio», «lugar» en la sociedad, son conceptos importantes en C .

El tema conecta con lo que San Josemaría llamará después «mística ojalatera», haciendo un juego de palabras entre la irrealidad del «¡Ojalá!» y la poca calidad de la «hojalata» . La «mística ojalatera» está también detrás del p/709.


833* ¡Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo. ¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas? Nunca han ganado a las masas. —En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios que se agitan y revuelven a las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio de todos los desórdenes... y al infierno. —Ellos llevan una simiente maldecida.
Si tú quieres..., llevarás la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces, que no puede faltar. Si eres generoso..., si correspondes, con tu santificación personal, obtendrás la de los demás: el reinado de Cristo: que «omnes cum Petro ad Jesum per Mariam».


Es éste el cuarto punto de C en antigüedad documentada. Su texto está en el Cuaderno II, nº 47, fechado en 16-VI-1930 y dice así.
«¿Qué otra cosa hacen las malditas sociedades secretas? Estoy seguro de que nunca han ganado a las masas. En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios, que se agitan y revuelven las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir, tras ellos, al precipicio de todos los desórdenes... y al infierno. Ellos llevan una simiente maldecida. Nosotros llevaremos la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces, que no puede faltar. Si somos verdaderos hijos de El, con nuestra santificación personal, obtendremos la de los demás: el reinado de Cristo: que Omnes, cum Petro, ad Iesum per Mariam. Amen».
La expresión de C: «Si eres generoso..., si correspondes», de carácter más ascético, tiene en el texto original este otro tenor: «Si somos verdaderos hijos de Él», de Dios, que pone en el centro de la «táctica» apostólica la ontología de la gracia, la realidad vivida de la filiación divina, que es tan decisiva en el libro y tendrá fuertes desarrollos en la espiritualidad de San Josemaría Escrivá.
La frase introductoria («¡Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo») no es del Cuaderno, sino que la escribió al trasladar el texto a las cuartillas a velógrafo de 1932. Sobre el tema «caudillos» vid com/16.
«Viriliza tu voluntad»: vid com/19 con sus referencias.

Las duras palabras relativas a las «sociedades secretas» reflejan la reacción de los católicos en general y del Magisterio del Papa y de los Obispos en aquellos años de fuerte persecución a la Iglesia, especialmente en países de profunda tradición católica, como era el caso de España . El Autor no juzga a las personas, exhorta a ser amigo de todos (p/838), pero contempla el daño que se hace a las almas. Vid en el mismo sentido Forja, 975. La alternativa que propone a los lectores es llenar el mundo de Amor, es decir, de «la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces», que genera en la historia un oleaje de santidad.

Hay que notar que muchas de las sectas que se desarrollan hoy en los países de antigua tradición cristiana encajan claramente en la descripción de este punto y reactualizan su enseñanza. Vid Forja, 466 y 975; Surco, 58.

«Omnes cum Petro ad Jesum per Mariam». Según nos dice el Autor en este p/833, ésta sería su fórmula eclesiológica para expresar el Reinado de Cristo («regnare Christum volumus») y el modo de dar a Dios toda la gloria («Deo omnis gloria»)9b. El reinado de Cristo, según lo que leemos en este punto, es una realidad eclesial –no una realidad política–, vinculada a la convergencia sobrenatural de «todos» en la «unidad católica» (omnes cum Petro), entendida ésta –la unidad eclesial– no como fin en sí misma, sino de manera dinámica (ad Iesum: para la íntima comunión con Dios, para la misión) y, siempre, mariológica (per Mariam). El Autor explica condensadamente que esa dinámica es la de la santidad: «con tu santificación personal, obtendrás la de los demás».

Nos ayuda a comprender el sentido de esta expresión un párrafo de Francisca Javiera del Valle, que anotó San Josemaría en el Decenario:
«¡Oh Santo y Divino Espíritu! ¿Quién me diera el poder de poder hacer, que todos emprendieran la vida interior del alma, para que fueras conocido y todos te desearan y buscaran, para que todos contigo, con tu ayuda, con tu gracia y tus bondades, lográramos la posesión de Dios por amor en esta vida, para con esto asegurar la bienaventuranza de la gloria, donde la seguridad es completa de no poderle perder, y por los siglos sin fin amarle cuanto uno puede amar» .
Esa cadena de todos, todos, todos inmersos, por el Espíritu Santo, en el conocimiento y el Amor de Dios le lleva a acotar fuertemente el párrafo con un trazo enérgico y a cruzarlo con el lema que comentamos, en abreviatura:
«O.c.P.a.J.p.M.» .

Es el fin escatológico del «omnes cum Petro»: la santidad, la plena comunión con Dios . Nótese que el Autor en este punto ha pasado del «videre Petrum» de p/520, que es «ir a Roma», al «centrum unitatis», a la expansión apostólica desde el centro del mundo: «omnes cum Petro».

834* ¿Hay locura más grande que echar a voleo el trigo dorado en la tierra para que se pudra?1 —Sin esa generosa locura no habría cosecha.
Hijo: ¿cómo andamos de generosidad?


Texto escrito sobre una octavilla Jef. En un guión de una charla a miembros del Opus Dei, fechado en 23-I-1934, se lee:
«Sembrar, no se pierde: dará su fruto. La cosecha no es inmediata. ¿Hay cosa más desconsoladora que ver cómo se pudre el grano? Y sin embargo!...».
La temática de este punto es sumamente próxima a la del p/199. Vid com. Ambos son de la época de Burgos y constituyen una meditación del pasaje joánico que se cita en el apcrít.
Sobre «sembrar a voleo» cfr p/794.


835* ¿Brillar como una estrella..., ansia de altura y de lumbre encendida en el cielo?
Mejor: quemar, como una antorcha, escondido, pegando tu fuego a todo lo que tocas. —Éste es tu apostolado: para eso estás en la tierra.


Texto del Cuaderno VI, nº 1046, fechado en 2-VIII-1933 , con tenor literal idéntico al de C y sólo variantes de puntuación. Pero la idea y el símil era dos años anterior, según leemos en el Cuaderno IV:
«La Obra de Dios, su apostolado, no será una estrella, que brilla en lo alto del firmamento, lejos de los muchos que admiran su parpadeo luminoso, pero estéril... Será una antorcha, que irá junto al suelo, vista por muy pocos, pero encendiendo las almas todas con el fuego que Cristo vino a traer a la tierra» .

Este p/835 hay que ponerlo en interna relación con el p/459. El uno es la inversión del otro, ofreciendo ambos el mismo mensaje. Se trata de un binomio dialéctico construido con diversos elementos: luz – brillo – altura – lejanía, de una parte, y fuego – calor – cercanía – silencio, de otra. La matriz redaccional de ambos tiene dos meses de diferencia: septiembre (p/459) y noviembre (p/835) de 1931. El primero está inspirado en la caricatura japonesa (vid com/459), el segundo está fermentado –como el p/801– por la meditación del «ignem veni mittere in terram» (Lc 12, 49) .

Esta manera «escondida y silenciosa» –que no es secreta– de propagar el «incendio» del Espíritu de Cristo en la vida ordinaria es uno de los rasgos más decisivos de C y de la espiritualidad de su Autor.


836* Servir de altavoz al enemigo es una idiotez soberana; y, si el enemigo es enemigo de Dios, es un gran pecado. —Por eso, en el terreno profesional, nunca alabaré la ciencia de quien se sirve de ella como cátedra para atacar a la Iglesia.


Este punto es el resultado de la fusión de dos textos de origen diverso, como señala el apcrít. El texto original corresponde a la primera frase, que es el punto tal como se lee en las cuartillas a velógrafo y en la edición de Cuenca, que a su vez procedía, a la letra, del Cuaderno V, nº 634, fechado en 6-III-1932 .
El Autor, en la redacción final de Burgos, completó el punto con un texto escrito sobre una octavilla Bl, que es idéntico a la segunda frase del punto que comentamos.
El mensaje de este p/836 ofrece un criterio de fondo –que los católicos no faciliten, no hagan eco a las actividades que van contra la Iglesia, lo cual pertenece al «sentido común cristiano»– expresado en los términos del tremendo enfrentamiento intelectual y espiritual –con sus secuelas políticas– que se vivía en Europa, y concretamente en España, aquellos años. Una de las más antiguas ilusiones de San Josemaría era fomentar el mutuo conocimiento de la actividad cultural, científica y social de los católicos de unos países en otros. Le impresionaba el desconocimiento casi total que había en esta materia y el hecho de que los intelectuales racionalistas y laicistas eran militantes a la hora de «ignorar» a los católicos : también en este ámbito se daba la «conspiración del silencio» de la que hablaba Pío XI .

Cuando el Autor habla de enemigos, no son nunca enemigos personales. Las expresiones bíblicas «enemigos de Dios», «enemigos de la Iglesia» (cfr Mt 13, 28.39, St 4, 4), en aquellos momentos dramáticos de la vida civil y religiosa de Europa, eran usuales en el lenguaje del Papa y de los Obispos, que se refleja en Forja, 359 y 721. Con un cambio de acentos –o de formas, si se quiere–, en la vida pública y cultural de este siglo que comienza, el tema sigue teniendo una viva actualidad. El Autor fomentó siempre, por lo demás, el espíritu de convivencia amistosa entre las personas: ten sólo amigos, no tengas enemigos, dirá más abajo, en el p/838 (vid también Surco, 431). Y acuñó esta fórmula para el programa de vida de sus seguidores: «sembradores de paz y de alegría» .


837* ¡Galopar, galopar!... ¡Hacer, hacer!... Fiebre, locura de moverse... Maravillosos edificios materiales...
Espiritualmente: tablas de cajón, percalinas, cartones repintados... ¡galopar!, ¡hacer! —Y mucha gente corriendo: ir y venir.
Es que trabajan con vistas al momento de ahora: «están» siempre «en presente». —Tú... has de ver las cosas con ojos de eternidad, «teniendo en presente» el final y el pasado...
Quietud. —Paz. —Vida intensa dentro de ti. Sin galopar, sin la locura de cambiar de sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde, como una poderosa máquina de electricidad espiritual, ¡a cuántos darás luz y energía!..., sin perder tu vigor y tu luz.


Texto del Cuaderno VI, nº 876, fechado en 24-XI-1932 , con tenor literal idéntico al de C y sólo variantes de puntuación. El pasaje de Apínt ya había inspirado este párrafo de la Instrucción que escribió en abril del 34:
«No sacamos a nadie de su sitio. Cada uno de vosotros continúa en el lugar y en la posición social que en el mundo le corresponde. Y, desde allí, sin la locura de cambiar de ambiente, ¡a cuántos daréis luz y energía!..., sin perder vuestra energía y vuestra luz: por la fe y por la gracia de Jesucristo, in qua stamus et gloriamur in spe gloriae filiorum Dei, en la que nos sentimos firmes esperando la gloria de los hijos de Dios (Rom. V, 2)» .
«... sin la locura de cambiar de sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde...». Es un concepto fundamental de la doctrina del Autor sobre la santificación del trabajo y de las situaciones ordinarias de la vida. Vid com/926. «A mi juicio –escribe un teólogo– quiere indicarse con esta expresión el sinsentido de imaginar que la eficacia cristiana y eclesial sólo puede alcanzarse fuera de la situación providencial que tiene el creyente en el mundo, o bien dentro de esa situación, pero instrumentalizando su naturaleza y alcance originales» . El texto de la Instrucción de la que procede este punto –«no sacamos a nadie de su sitio»– señala de manera tajante que el Opus Dei no interfiere en la vida profesional y cívica de sus miembros y que la adscripción al Opus Dei de un cristiano no le exige «salir» del dinamismo de la vida en la sociedad civil . Vid com/832. Vid también p/965.

838* No tengas enemigos. —Ten solamente amigos: amigos... de la derecha —si te hicieron o quisieron hacerte bien— y... de la izquierda —si te han perjudicado o intentaron perjudicarte.


Este punto, que ya estaba en las cuartillas a velógrafo, parece inspirado en dos pasajes diversos del Cuaderno IV, escritos en 1931 con muy pocos días de diferencia, que son los siguientes:
«Creo que no tengo enemigos. Me he encontrado, en mi vida, con personas que me han hecho daño, positivo daño. No creo que sean enemigos: soy muy poco para tenerlos. Sin embargo, desde ahora, ellos y ellas quedan incluidos en la categoría de mis bienhechores, para encomendarles a diario al Señor» .
«Desde ahora, cuando rece por mis bienhechores, incluyo a todos: a los de la derecha, que intentaron alguna vez hacerme bien o positivamente me lo hicieron: y a los de la izquierda, que me hicieron mal o intentaron hacérmelo» .

Al punto, tal como lo leemos en C y se deduce de estos textos del Cuaderno, el Autor agregó en el velógrafo y en el impreso de Cuenca (Cec) el párrafo que puede leerse en el apcrít y del que finalmente decidió prescindir.
En el ejemplar a velógrafo que entregó al P. Sánchez, al margen de este punto se lee de mano del Autor:
«Mi amiga, me dijo V.R. el otro día... ¡y era verdad!» .
La distribución a derecha o izquierda de las personas está trazada sobre la escena del juicio final del cap 25 de San Mateo. La letra y el espíritu de este punto y de los textos que le sirven de base, señalan muy bien el «talante» humano y cristiano del Autor y del mensaje de C.
Póngase en relación este punto con la siembra de paz y alegría, con el «gaudium cum pace» de p/768. Vid com.

839* No cuentes hechos de «tu» apostolado como no sea para provecho del prójimo.


Texto del Cuaderno VI, nº 973, fechado en 1-IV-1933 , con tenor literal idéntico al de C.


840* Que pase inadvertida vuestra condición como pasó la de Jesús durante treinta años.


Texto del Cuaderno VI, nº 1032, fechado en 7-VII-1933 , que llegó a tiempo para entrar en las cuartillas a velógrafo de 1933. Su tenor literal es idéntico al de Cem33 (vid apcrít).
En la edición de Cuenca estaba situado en el cap «El Apostolado». La consideración espiritual y teológica de la llamada «vida oculta» de Cristo es el fundamento bíblico de este gran tema –pasar ocultos– en la espiritualidad del Autor de C. Se trata de una dimensión principal de la «táctica» apostólica que propone en este cap. Ver los p/841-843, 846, 848 con sus com y referencias.


841* José de Arimatea1 y Nicodemus2 visitan a Jesús ocultamente a la hora normal y a la hora de triunfo.
Pero son valientes declarando ante la autoridad su amor a Cristo —«audacter»3— con audacia, a la hora de la cobardía. —Aprende.


Texto escrito en Burgos sobre una octavilla Bl, rasgos fuertes y pluma gruesa. Escrito probablemente desde este apunte de la predicación de agosto de 1938:
«José y Nicodemus, valientes a la hora de la cobardía: Joseph ab Arimatea nobilis decurio, qui et ipse erat spectans regnum Dei, et audacter introibit ad Pilatum et petiit corpus Iesu (Mc XV, 43)» .

842* No os preocupe si por vuestras obras «os conocen». —Es el buen olor de Cristo1. —Además, trabajando siempre exclusivamente por Él, alegraos de que se cumplan aquellas palabras de la Escritura: «Que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos».


Texto del Cuaderno VI, nº 985, 18-IV-1933. El tenor literal del texto es idéntico al de C. Ese mismo día transcribió tres puntos de C .
El mensaje de este punto hay que ponerlo en relación con el ideal que el Autor vivía y proponía a sus seguidores: ¡pasar ocultos!, que he comentado en p/647 (vid también com/432 y 959). Aquí da un criterio para entender bien esa propuesta, que no es «secretismo» ni «secreteo», sino «naturalidad» (vid p/641). Lo que rechaza Escrivá es la exhibición o el espectáculo en todas sus formas, a la par que propugna la autenticidad y la consiguiente naturalidad. Por eso aquí explica al lector, con pasajes de la Escritura, que es inmanente a la fe cristiana –y al modo de existencia que genera en el creyente– el ser reconocida, el automanifestarse, en la medida en que es auténtica, en «las obras de la fe»: es la fe que obra por la caridad (Ga 5, 6).
Como se ve, C extiende al «testimonio» de los fieles cristianos la interpretación que San Pablo hace de la misión de los Apóstoles:
«¡Gracias sean dadas a Dios que nos lleva siempre en su triunfo, en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento! Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden» (2 Co 2, 14-15).
Este «conocimiento por las obras» subraya la responsabilidad del cristiano: ¿y si su testimonio no «oliera» a Cristo? El Autor lo señala más adelante en el p/944: «qué crimen tan horroroso si dieras mal ejemplo».
Esta glosa evangélica se prolonga en Surco, 930. Pero es importante leer Surco, 718, que es como el contrapunto de este p/842, la crítica a una mala inteligencia del texto evangélico.


843* «Non manifeste, sed quasi in occulto» —no con publicidad, sino ocultamente: así va Jesús a la fiesta de los Tabernáculos.
Así irá, camino de Emaús, con Cleofás y su compañero2. —Así le ve, resucitado, María de Magdala.
Y así —«non tamen cognoverunt discipuli quia Jesus est» —los discípulos no conocieron que era Él— así acudió a la pesca milagrosa que nos cuenta San Juan4.
Y más oculto aún, por Amor a los hombres, está en la Hostia.


Texto escrito sobre una octavilla Bl perteneciente a la subserie Ber. Hay este apunte en los guiones de predicación:
«Non manifeste, sed quasi in occulto (a la fiesta de los Tabernáculos, Ioann. VII, 10). –Emaús. –María de Magdala. –La otra pesca milagrosa (Ioann. XXI, 1-20): Mane autem facto, stetit Iesus in litore; non tamen cognoverunt discipuli quia Jesus est. –Más oculto –por caridad pasmosa–, está en el Pan...» .
El Autor sigue leyendo la Escritura para fundamentar en la vida de Jesús el ideal de vida cristiana en la sociedad secular que propone a los lectores: una intensa vida de relación con Dios, una acción apostólica incesante... y sin espectáculo (humildad): ¡pasar ocultos! Ésta es la base teológica del sentido de la discreción y del testimonio cristiano en la sociedad secular. Vid com a punto anterior y los otros allí citados.


844* ¿Levantar magníficos edificios?... ¿Construir palacios suntuosos?... Que los levanten... Que los construyan...
¡Almas! —¡Vivificar almas..., para aquellos edificios... y para estos palacios!
¡Qué hermosas casas nos preparan!


Texto del Cuaderno VI, nº 960, fechado en 22-III-1933. Ese mismo día transcribió seis futuros puntos de C , que circularon en las cuartillas a velógrafo de 1933. El tenor literal es idéntico al de C, con sólo variantes de puntuación. El tema reaparece en la predicación de Burgos:
«¿Edificios? Bueno, pero ¡almas!» .

María Cruz Álvarez Perezagua (1885-1988), una teresiana que trató a al Autor de C en los años 1934-35, ha escrito en su testimonio sobre San Josemaría:
«Otro recuerdo que viene a mi memoria y que nos contó Don Josemaría, es que en una ocasión iba el Padre con un hijo suyo (me parece recordar que nos dijo que a Segovia en coche), y que este chico pensando en el apostolado que les esperaba, al ver un edificio grande que se estaba construyendo le dijo: ‘Padre, ¡qué hermosas casas nos preparan!’» 33b.

«¡Qué hermosas casas nos preparan!». La frase está, efectivamente, añadida en el margen inferior de la página del Cuaderno. San Josemaría se expresaba así –me lo dijo Francisco Botella, pero no lo he encontrado por escrito– a propósito de los edificios de la Ciudad Universitaria de Madrid, en construcción en aquellos años treinta, en los que veía un espacio magnífico para la acción apostólica y para la elaboración de una cultura cristiana. Esto es coherente con el testimonio transcrito: La salida de Madrid a Segovia hacía visible la Ciudad Universitaria.
El Autor pone el acento en el carácter secundario de los contextos materiales –los edificios, en este caso– respecto a lo único realmente importante: las almas, estén donde estén. Cuando, al ir a algún Centro del Opus Dei, comenzaban a enseñarle el edificio, las instalaciones, etc., solía decir, con humor:
«He venido a ver los pájaros, no la jaula» .


845* ¡Cómo me has hecho reír y cómo me has hecho pensar al decirme esta perogrullada!: yo... siempre meto los clavos por la punta.


Texto escrito sobre una octavilla Bl. Letra gruesa, enérgica y espaciadas las líneas. En uno de los cuadernillos que usó en Burgos , hay un conjunto de anotaciones del Autor, separadas por raya transversal, que transcribo:
«Juan José López Ibor. Travesía del Muro, 8. Valladolid
Siempre meto los clavos de punta
Misioneros: Huerto del Rey 5
Dirección de su casa
2 ing[enieros]s [de] Caminos.
A las 5 para Utrera, a las 9’30 para Irún».

Esta última anotación –horario de trenes– fue apuntada el 21-IV-1938 en Sevilla, durante el viaje que hizo en esas fechas a Andalucía . Las otras son anteriores. La segunda es la que da lugar al punto de C, tomada después de la conversación a la que allí se alude. ¿Quién sería el interlocutor de San Josemaría? ¿El propio Juan José López Ibor? .
«Meter los clavos por la punta». Una manera gráfica de subrayar que, en la dirección espiritual, al poner a una persona cara a su propia responsabilidad, lo más sencillo y eficaz –aunque parezca más costoso– es dejarse de rodeos y circunloquios y abordar derechamente las cuestiones «difíciles». Esto es lo mejor, al menos de ordinario (el interlocutor de San Josemaría sostenía que siempre). Es la forma de actuar, a la vez, con sentido común y sentido sobrenatural.
«Perogrullada»: vid com/749.


846* De acuerdo: mejor labor haces con esa conversación familiar o con aquella confidencia aislada que perorando —¡espectáculo, espectáculo!— en sitio público ante millares de personas.
Sin embargo, cuando hay que perorar, perora.


Texto sobre la octavilla nº 19 perteneciente a la serie Lhz, escrita en la Legación de Honduras. No hay interrelación documental conocida.
Otra consideración ordenada a puntualizar el sentido del «pasar oculto». Vid com/640-643 y las referencias allí contenidas.


847* El esfuerzo de cada uno de vosotros, aislado, resulta ineficaz. —Si os une la caridad de Cristo, os maravillará la eficacia.


Texto escrito en Burgos sobre una octavilla Bl. Letra gruesa, enérgica y espaciadas las líneas. Tampoco conozco interrelación documental.
Punto de profunda significación para la eclesiología de C. Los años treinta fueron testigos del gran debate sobre «la unión de los católicos» en la acción social y política, cuestión que repercutía en la manera de entender el «apostolado de los laicos» con una fuerte tendencia a la organización vertical apostólica. El Autor, como se ve, no piensa, ante todo, en «organizaciones», aunque no las excluya. Piensa en lo esencial, en el núcleo mismo de la Iglesia como misterio, que San Ignacio de Antioquía37b y San Agustín llamaba sencillamente «Caritas» .


848* Quieres ser mártir. —Yo te pondré un martirio al alcance de la mano: ser apóstol y no llamarte apóstol, ser misionero —con misión— y no llamarte misionero, ser hombre de Dios y parecer hombre de mundo: ¡pasar oculto!


Vale todo lo dicho para la octavilla anterior. Teológicamente es una prolongación del punto anterior.
El tema «pasar oculto» es de una importancia grande en la espiritualidad del Autor. Fue para él un objetivo personal bajo la fórmula «ocultarse y desaparecer», que propuso formalmente como ideal a los sacerdotes del Opus Dei, y bajo la fórmula «pasar ocultos» a la generalidad de los cristianos en la vida secular: «ser uno más». Vid com/647 e Introd a cap 41. Vid también sobre misionero y misión p/315 y 812 con sus com.


849* ¡Hombre! Ponle en ridículo. —Dile que está pasado de moda: parece mentira que aún haya gente empeñada en creer que es buen medio de locomoción la diligencia... —Esto, para los que renuevan volterianismos de peluca empolvada, o liberalismos desacreditados del XIX.


Texto escrito sobre una octavilla Bl, semejante a las anteriores. La última frase es un añadido en letra pequeña, que parece de última hora. No hay interrelación documental conocida.
El fondo cultural-religioso de este punto es el deísmo diluido que se extendía desde el siglo XIX en ciertos sectores de la sociedad, junto con una suerte de liberalismo doctrinario –con fuerte contenido antieclesiástico– que pensaba que desde sus presupuestos todo estaba resuelto. Al Autor le parece esa ideología una cosa «decimonónica», como se solía decir en España para indicar que algo está «anticuado, pasado de moda» . El mensaje permanente del punto es claro: la crítica a quienes pretenden excluir la fe de la vida social va unida, en el Autor, a la convicción de que el futuro pondrá de manifiesto la íntima conexión de «fides et ratio», de vida cristiana y actividades sociales y cívicas.

Vocabulario semejante en Surco, 950: «¿Acaso nos vestimos con chupa y calzón, y cubrimos nuestras cabezas con una peluca empolvada?»


850* ¡Qué conversaciones! ¡Qué bajeza y qué... asco! —Y has de convivir con ellos, en la oficina, en la universidad, en el quirófano..., en el mundo.
Si pides por favor que callen, se te burlan. —Si haces mala cara, insisten. —Si te vas, continúan.

La solución es ésta: primero, encomendarles a Dios y reparar; después..., dar la cara varonilmente y emplear «el apostolado de la mala lengua». —Cuando te vea ya te diré al oído un repertorio.


Texto escrito sobre una octavilla Bl, sin interrelación documental. «El apostolado de la mala lengua» debía ser expresión usual en el Autor de C, bien conocida por aquella juventud que le rodeaba. Se refería a una manera de lenguaje fuerte y descarnado, sin remilgos. De esto sí hay documentos. Por ej, este texto:
«Como de costumbre haré una nota de la conversación que tuve con el Sr. Vicario General de Madrid, en nuestra entrevista, de 10 de febrero, en Salamanca […] Nada más un recordatorio de temas: […] 9. Le conté detalles anecdóticos de nuestra labor… y gozó con el ‘apostolado de la mala lengua’ […] Josemaría. Burgos 14-II-938» .
O este otro del «Diario» que Jiménez Vargas llevaba en Madrid durante la guerra civil: «23 de enero de 1937. Vino a mi casa el vasco del otro día y me trae un salvoconducto de los nacionalistas para el Padre. Milagros del apostolado de la mala lengua» .

851* Encaucemos las «imprudencias providenciales» de la juventud.


Este punto ya era el que cerraba el presente cap en la edición de Cuenca. Texto del Cuaderno V, nº 706, fechado en 22-IV-1932 y cuyo tenor literal es el siguiente:
«Hay que encauzar, nunca castrar, las imprudencias providenciales de la juventud».
Ya antes había tocado el tema en los Apínt de esta forma:
«Para la defensa de nuestra fe (son palabras o, al menos, conceptos de nuestro Santo Padre Pío XI) son precisas las sabias imprudencias de la juventud» .