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El apostolado

 

El apostolado

Vid Introd a los dos caps precedentes, que también lo son de algún modo al que ahora comienza. Como allí se dice, el título de éste es el originario del conjunto que forman los tres caps implicados. Y, sin embargo, sus materiales –como dijimos– apenas tienen que ver con el cap de Cec: sólo tres de sus consideraciones pasaron al cap de Burgos, construido fundamentalmente con veinte puntos de nueva redacción.
Delineada la figura del «apóstol» en el cap 44, concentra el Autor en el 45 un grupo de textos que apuntan a los ámbitos o formas del trabajo apostólico en el mundo: apostolado personal con proyección estructural. En la portadilla de la correspondiente carpeta de fichas se lee, encima del título («El Apostolado») y manuscrito del Autor, esta palabra: «concreto». Era, sin duda, un criterio para seleccionar las fichas que entrarían en el cap, casi todas, insisto, de nueva creación en Burgos. En efecto, de eso se trata: acciones concretas, actitudes prácticas, dimensiones características de la actividad apostólica de los cristianos; las actitudes interiores del «apóstol» irían en el cap precedente.

La decisión final que tomó el Autor sobre el ordo de estos tres caps –es decir, la secuencia que tenemos en el libro– comportaba comenzar el cap «El Apostolado», a pesar de (o precisamente por) su destinación a lo «concreto», con una serie de puntos que resuelven toda posible acción apostólica en su fundamento: es decir, en la santidad personal y en el «hombre interior» (vid los dos primeros puntos del cap, traídos aquí desde el cap anterior para poner este marco insoslayable al apostolado «concreto»).


960* Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes personales de cada uno de vosotros.

Los tres puntos del presente cap que proceden del impreso de Cuenca son estos dos primeros más el p/969 . Este p/960 procede del Cuaderno VI, nº 836, fechado en 28-IX-1932 , con la siguiente redacción:
«Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de la Obra necesita de tus virtudes personales para no venirse abajo».


Este punto y el siguiente, puestos al frente del cap, señalan, como he dicho, la «precomprensión» que el Autor tiene de todo posible «método apostólico»: la acción apostólica tiene su fuerza y su eficacia –es la tesis de este primer punto– en la santidad de vida de los cristianos, de los apóstoles de Cristo, que el Autor dice que consiste en «las virtudes personales de cada uno de vosotros». La Iglesia, en efecto, para juzgar de la santidad de un sujeto investiga si ha tenido «virtudes heroicas».


961* Es preciso que seas «hombre de Dios», hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida «para adentro».


Segundo texto tomado del impreso de Cuenca. Recalca el Autor el «método» esencial de apostolado, que ha venido remachando en el cap anterior y en otros numerosos lugares del libro: la vida «de oración y de sacrificio» que se desborda en la caridad apostólica. Las virtudes personales del punto anterior tienen su caldo de cultivo en la vida «para adentro». El texto original es del Cuaderno IV, nº 391, 14-XI-1931:
«La Obra de Dios va a hacer hombres de Dios, hombres de vida interior, hombres de oración y de sacrificio. El apostolado de los socios será una superabundancia de su vida «para adentro»: darán lo que les sobre: nunca serán sólo fachada: siempre –la frase no es muy escogida– siempre tendrán menos fachada que vivienda. –O.c.P.a.I.p.M.» .

Dos meses antes expresaba la misma idea fundamental:
«Jesús mío: que el apostolado fecundo de tus hijos de la Obra de Dios sea la consecuencia de la luz y calor superabundantes de sus almas y de sus hogares: que nuestro apostolado sea un apostolado sin paradojas» .
En la idea de este punto hay una clara¬ resonancia de una de las formulaciones de Chautard en El alma de todo apostolado. El cap II de la Parte II del libro se titula así: «Las obras de celo no deben ser otra cosa que el desbordamiento exuberante de la Vida interior» .
En 1935, en un documento ya citado, describiendo qué temas había que tratar con la gente joven en los círculos de San Rafael, escribe:
«20 / Oración. Mucho sobre este tema, porque, si no hacéis de los chicos hombres de oración, habéis perdido el tiempo» .
No cabe modo de expresar más tajantemente el horizonte del apostolado cristiano.

«Hacer hombres de Dios», «hacer de los chicos hombres de oración». Es interesante la terminología: la «acción» tiene su fuente en la vida interior, en la vida de oración y sacrificio; pero ella misma –la acción– consiste, a su vez, fundamentalmente, en colaborar con el Señor en la formación de las personas –hombres y mujeres– para que «sean» también almas de oración. «Si no, habéis perdido el tiempo».


962* Unidad. —Unidad y sujeción. ¿Para qué quiero yo las piezas sueltas de un reloj, aunque sean primorosas, si no me dan la hora?


Texto escrito sobre una octavilla Drv, en cuyo dorso se lee, impreso: «Obispado de Vitoria». Rasgos muy finos. La «gaitica», desde el punto de vista redaccional, parece en inmediata relación con este apunte de la plática «Sumisión», que está fuera de la carpeta de guiones que venimos citando:
«Reloj magnífico: magníficas piezas sueltas. Hermosos tipos de imprenta desordenados» .

La idea del reloj y sus piezas sueltas estaba sin duda implícita en el guión 81 . En todo caso la conocemos explícita por el testimonio de Pedro Casciaro (en 1976), que asistió a esa meditación, día de San Pedro de 1938, predicada a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Pedro Casciaro hace una detallada –y divertida– rememoración de aquella vigilia (del 29 al 30 de junio) . El pasaje que narra el trasfondo de este p/962 (es al principio de la meditación) dice así:
«Comenzó diciendo que, al contemplar aquel auditorio tan selecto, se encontraba como un relojero en su taller, ante una infinidad de piezas maravillosas de reloj: veía las ruedas dentadas de platino, los puntos de apoyo de zafiro...; pero al tratar de armar esas piezas para construir el reloj, podía darse el peligro de que cada una fuera de un tamaño no proporcionado; que no lograran encajar bien unas con otras, o que el roce entre ellas impidiera poner en marcha el reloj, o que se atrasara, o que se parara a los pocos minutos de estar en marcha. Si el reloj no funciona; si no da la hora: ¡No me sirve! Prefiero un despertador de cinco pesetas de los que venden en «Sepu»!» .

Vid en la predicación en la Legación de Honduras la meditación «Obediencia en la vida ordinaria» , donde San Josemaría estructura el discurso sobre la imagen del reloj y las piezas que lo componen.

963* No me hagáis «capillitas» dentro de vuestro trabajo. —Sería empequeñecer los apostolados: porque, si la «capillita» llega, ¡por fin!, al gobierno de una empresa universal... ¡qué pronto la empresa universal acaba en capillita!


Texto sobre la octavilla de la serie Lhz nº 18, escrita en la Legación de Honduras. El tema responde a una constante en la predicación de Josemaría Escrivá. Algunos documentos: Carta al Vicario General de Madrid, 1934:
«Nuestro apostolado sigue su marcha, empujado por el Señor. ¡El conserve y fomente el espíritu de esta Casa –universal, católico, sin capillitas– entre los jóvenes intelectuales!» .
En un círculo a jóvenes universitarios, también en 1934:
«Nosotros hacemos el bien callando. Jesús lo quiere así: no podemos hacer ‘capillitas’» .
Otro texto de 1935, que testifica con fuerza la doctrina del Autor:
«Observación importante: Hizo ver el Padre la necesidad de evitar a toda costa la formación de capillitas y los personalismos, que no debe de ningún modo haber en la Obra. Esto no sólo en lo de San Rafael, sino en todo lo demás, siendo de importancia capital» .


964* Me decías, con desconsuelo: ¡hay muchos caminos! —Debe haberlos: para que todas las almas puedan encontrar el suyo, en esa variedad admirable.
¿Confusionismo? —Escoge de una vez para siempre: y la confusión se convertirá en seguridad.


Texto escrito sobre una octavilla Re, lo mismo que los dos siguientes. Estos tres puntos (964-966) –no he podido encontrar interrelación documental para ninguno de ellos– parecen escritos de un tirón (idéntica grafía, idéntico dorso), desarrollando un aspecto fundamental del apostolado en la Iglesia: la unidad y la comunión amigable de los que van por diversos caminos. En esa perspectiva se sitúa el «proselitismo», al que el Autor ha dedicado un cap (p/790-812).

Esta afirmación de la variedad de «caminos» dentro de la Iglesia, subrayada como riqueza admirable, hay que ponerla en relación con la doctrina del Autor sobre la unidad y variedad en todos los ámbitos del apostolado (vid en p/947 la defensa de «la falta de ‘uniformidad’ en ese apostolado donde tú trabajas»).


965* Alégrate, si ves que otros trabajan en buenos apostolados. —Y pide, para ellos, gracia de Dios abundante y correspondencia a esa gracia.
Después, tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro.


De nuevo una octavilla Re. Consecuencia de la afirmación positiva de la variedad en la Iglesia. Vid p/947 y 964. El exclusivismo y el ver en los otros «competencia» eran especialmente acusados en los ambientes católicos de España cuando escribía el Autor. Su talante eclesial, como se ve en estos puntos, le llevaba a difundir por todas partes un fuerte espíritu de comunión a partir de la variedad (en realidad sólo puede hablarse de comunión si hay variedad y unidad en la fe). Vid p/847.
La octavilla, a mi parecer, guarda relación –en el mensaje y las expresiones– con la primera Instrucción de 1934, donde San Josemaría se refiere a la pluralidad de «caminos» en la Iglesia en el momento en que nace el Opus Dei, y concluye:
«De todos modos, que sigan su camino: nosotros, a seguir el nuestro»15b.
«Tú, a tu camino». Leyendo este punto se comprende la impresión que produjo al Autor aquel cartelón que encontró en Burjasot (Valencia): Cada caminante siga su camino. Vid. IntrodGen § 6, 2, nt 29 y 30.


966* Es mal espíritu el tuyo si te duele que otros trabajen por Cristo sin contar con tu labor. —Acuérdate de este pasaje de San Marcos: «Maestro: hemos visto a uno que andaba lanzando demonios en tu nombre, que no es de nuestra compañía, y se lo prohibimos. No hay para qué prohibírselo, respondió Jesús, puesto que ninguno que haga milagros en mi nombre, podrá luego hablar mal de mí. Que quien no es contrario vuestro, de vuestro partido es».


Texto escrito también sobre una octavilla Re. Es como el contrapunto del anterior: la misma doctrina y el mismo espíritu, leídos ahora en el Evangelio. Vid com/964.

San Josemaría tenía una especial sensibilidad para la comprensión de la unidad de la Iglesia en cuanto que se realiza y se expresa en la misión, en la acción apostólica, en la evangelización.


967* Es inútil que te afanes en tantas obras exteriores si te falta Amor. —Es como coser con una aguja sin hilo.
¡Qué pena, si al final hubieras hecho «tu» apostolado y no «su» Apostolado!


El punto de C es la suma de dos «gaiticas» diferentes, que ya el Autor tenía dispuestas para publicación consecutiva. Escritas ambas sobre octavillas Bl pequeñas. La primera parece sacada a partir de un apunte del segundo cuadernillo de Burgos, sin fecha, escrito en Vitoria, primeros días de septiembre de 1938, y dice así:
«Obras sin Amor – aguja sin hilo» .
El 4 de septiembre, estando en Vitoria, lo pasó al guión de meditación que predicó en Vergara, precisamente esa tarde, a los sacerdotes. Era la plática preparatoria del retiro. Allí se lee, exactamente en la esquina última del guión:
«Actos estériles: la aguja sin hilo» .
La segunda frase del punto es, como digo, otra octavilla autónoma. La refundición fue una simple transcripción sucesiva de ambas, realizada al mecanografiar el texto y tal vez dentro de la «batalla final» para lograr que salieran –ni uno más ni uno menos– los 999 puntos previstos. La segunda octavilla tiene este apunte previo en los guiones:
«¡Tu apostolado y no su apostolado! Oremus pro unitate apostolatus!...» .
Estamos ante la consecuencia en el apostolado de esa falta de interioridad, de Amor, que sitúa al lector en el polo opuesto de la tesis central del apostolado formulada en el punto segundo de este mismo cap (961). Es éste otro aspecto de la predicación del Autor sobre el tema, que conecta con la pequeña serie sobre unidad y variedad (p/964-966). No es la unidad y la comunión en la misión apostólica algo que se apoya en los recursos humanos, sino en la interioridad cristiana, en el Amor. De ahí la exclamación de Escrivá: «Oremus pro unitate apostolatus!». En 1934 ya había escrito:

«En el terreno del apostolado estaremos siempre unidos: al menos de nuestra parte no habrá dificultad, porque sólo vamos a hacer el apostolado de Cristo, nunca nuestro apostolado» .


968* Gozosamente te bendigo, hijo, por esa fe en tu misión de apóstol que te llevó a escribir: «No cabe duda: el porvenir es seguro, quizá a pesar de nosotros. Pero es menester que seamos una sola cosa con la Cabeza —’ut omnes unum sint!’1—, por la oración y por el sacrificio».


Vid com/825, donde se explica también la génesis de este p/968 y también del p/911 (vid). Se trata de una carta en la que se resume el encuentro que el domingo día 4-XII-1938 habían tenido con el Autor, en el Hotel Sabadell de Burgos, Álvaro del Portillo y Eduardo Alastrué, que estaban en la Academia de Ingenieros de Fuentes Blancas. He aquí el trozo que nos interesa:
«No cabe duda, el porvenir es seguro, quizá a pesar de nosotros. Luego, esta época es de gestación. Vamos a ver si dejamos a Mariano con alguno más en la tarea de favorecer y apresurar la futura expansión de vida. Y, claro, para esto ya no hace falta estar a su lado; es decir, sí hace falta, pero en espíritu, uniendo a su oración y a su sacrificio el nuestro» .

Es interesante la referencia a este punto de Juan Jiménez Vargas: «Esto (el p/968) es de alguna de las cartas escritas al Padre durante la guerra. Posiblemente es una carta mía –o posiblemente no–, pero no puedo concretar más. Todos nosotros teníamos muy clara la idea de la unión con el Padre. Y el que lo escribiera quiso dar a entender que ése era el espíritu que vivíamos, aunque uno personalmente se sintiese con grandes fallos» .

El Autor continúa con el tema de la unidad: unión con la Cabeza. Vid com/953. El origen del punto, como vemos, es la realidad del Opus Dei y la necesidad de la unidad de todos sus miembros con el que Dios había puesto al frente, pero el Autor lo redacta y traslada a la «catolicidad» de los lectores, de manera que la Cabeza abarque las diversas formas de capitalidad que se dan en la Iglesia de Dios. La oración de Jesús por la unidad señala dónde está la capitalidad fontal: en Cristo mismo.

969* Los que, dejando la acción para otros, oran y sufren, no brillarán aquí, pero ¡cómo lucirá su corona en el Reino de la Vida! —¡Bendito sea el «apostolado del sufrimiento»!


Con este punto comienza una sección relativamente extensa, escrita toda ella en Burgos –excepto este primer punto–, en la que el Autor va dando unas pinceladas descriptivas de las distintas dimensiones –así las podríamos llamar– del apostolado en medio del mundo. En casi todos los números va poniendo «nombre» a cada uno de esos aspectos del apostolado secular, comenzando por éste que sitúa, con plena conciencia, primero de todos: el «apostolado del sufrimiento» .

El punto es el último de los tres del presente cap procedentes del impreso de Cuenca (los otros dos son los p/960 y 961). Como en casi todos las consideraciones de estos últimos caps, muy en relación con cuestiones de praxis cristiana, el Autor tiene detrás su pensamiento y su experiencia sobre el Opus Dei. El precedente de este punto es una anotación de su Cuaderno escrita en el segundo aniversario de la fundación del Opus Dei :
«Los que oren y sufran, en la Obra de Dios, puestos en casas ad hoc, no brillarán aquí, pero ¡cómo lucirá su corona en el Reino de la Vida!» .

San Josemaría, en sus giras apostólicas por hospitales y en sus visitas a enfermos, captaba una forma importantísima de santificación del «trabajo»: el dolor y la enfermedad como «vida ordinaria», la postración en clínicas y hospitales de hombres y mujeres cuya aportación a la dinámica de la sociedad secular es su dolor, vivido cristianamente. Por eso, como he dicho, sitúa en la primera línea de combate el «apostolado del sufrimiento».


970* Es verdad que he llamado a tu apostolado discreto, «silenciosa y operativa misión». —Y no tengo nada que rectificar.


Texto escrito sobre una octavilla Re. La expresión la había empleado en su carta circular escrita al llegar a Burgos:

«Como fruto bien cuajado y sabroso de vuestra vida interior, con naturalidad, por la gloria de nuestro Dios –Deo omnis gloria!– renovad vuestra silenciosa y operativa misión» .
Es, sin duda, esta «silenciosa y operativa misión» una de las definiciones más características del modo de presencia apostólica de los laicos en la sociedad, tal como lo concibe el Autor. Esta «misión», este apostolado «discreto», de compañero a compañero, al filo de la tarea humana, secular, común a uno y otro, se expresa en lo que llamará en el punto siguiente «apostolado de discreción y de confidencia», cuyo paradigma es, según el Autor, la vida de los «primeros cristianos».


971* Me parece tan bien tu devoción por los primeros cristianos, que haré lo posible por fomentarla, para que ejercites —como ellos—, cada día con más entusiasmo, ese apostolado eficaz de discreción y de confidencia.


Escrito sobre una octavilla Re, como el anterior: muy bien podría ser que hubieran sido escritos uno a continuación del otro. El tenor redaccional del texto es interesante: el Autor explicaba continuamente en su enseñanza que la vida y el apostolado secular en medio del mundo era «como el de los primeros cristianos». Esto se grababa fuertemente en los jóvenes, que le manifestaban su admiración hacia aquellos primeros en la fe. El p/799 escenifica una de las conversaciones sobre esa «devoción», que el Autor se propone fomentar.

Desde 1932 al menos, en sus Apínt, comienzan las referencias a los «cristianos primitivos», a los «primeros cristianos». Qué entiende propiamente con este concepto no es del todo fácil de precisar . Hay que estar a los contextos. Me parece que la acepción más característica en C es la reflejada en la descripción que hace en p/925. Son «los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro». Se trata, en efecto, de los hombres y mujeres de la generación apostólica, y hay que «acomodarse a su conducta», dice Escrivá. Son los que se describen en los Hechos de los Apóstoles cantando el salmo 2 y reunidos en la casa de la madre de Marcos (p/570). Son «los santos», a los que San Pablo dirige sus Cartas (p/469). Otras veces, el concepto de «primeros cristianos» parece trascender a la generación apostólica para abarcar a los cristianos de los dos o tres primeros siglos, en su expansión misionera a lo largo y a lo ancho del mundo conocido entonces, hasta la conversión de Constantino . Es el caso del texto que vamos a utilizar a continuación. Son los hombres y mujeres anónimos que extendieron la fe de Cristo de hombre a hombre, de familia a familia: aquellos zapateros y mercaderes, que escandalizaban a Celso .

Tenemos dos documentos que hacen referencia muy directa a las ideas de este punto. El primero es un apunte de la meditación, ya citada, predicada a los Propagandistas en Burgos. Es muy escueto, pero muy elocuente:
«Los primeros cristianos, instrumentos. No, Constantino: ¡ellos!» .
La tesis del Autor es clara: no fue el Emperador lo decisivo para la fe cristiana en el Imperio Romano, sino la realidad de la vida de fe de los creyentes, anunciada y testimoniada desde la entraña de la sociedad, donde vivían, con todos los demás, los primeros cristianos. El Autor llama, a esa acción capilar de los hombres y mujeres de las primeras comunidades cristianas, «apostolado de discreción y de confidencia» . Josemaría Escrivá tenía un enorme interés por lograr un conocimiento histórico riguroso de los «primeros cristianos» , que habían pasado a ser en su pensamiento, como dijo García Suárez, «una categoría teológica normativa» .
El segundo documento es una Nota explicativa sobre la actividad del Opus Dei, que el Fundador del Opus Dei entregó en abril del 38 al Vicario General de Madrid. Allí se lee, después de una breve historia:
«ESTADO ACTUAL: la Obra sigue su camino silenciosamente, sin interrumpirse en buena parte sus actividades, ni en la zona roja... Agrupa a su alrededor cerca de un centenar de almas vibrantes que ejercitan, casados o en celibato (la Obra forma padres de familia), su apostolado eficaz de discreción y de confidencia» .

No obstante, la expresión más habitual del Autor para designar esta dimensión del apostolado era «apostolado de amistad y confidencia», para subrayar que la amistad humana era el lugar antropológico del apostolado secular. Sobre la «discreción» vid Introd al cap que lleva ese título.


972* Cuando pongas por obra tu «apostolado de discreción y confidencia», no me digas que no sabes qué decir. —Porque —te diré con el salmo— «Dominus dabit verbum evangelizantibus virtute multa»1 —el Señor pone en boca de sus apóstoles palabras llenas de eficacia.


Texto escrito sobre una octavilla Bl. Prolonga el discurso del punto anterior, también redaccionalmente. Sin interrelación documental conocida.
Este concepto tan determinado –el «apostolado de discreción y confidencia»–, es para el Autor de C la manera de designar la acción evangelizadora de los «primeros cristianos», comprendidos éstos teológicamente, quedando abierta la cuestión histórica, como hemos visto en com a punto anterior. El Autor la entendía como una labor «oculta y lenta», llena de eficacia histórica .

La investigación histórica posterior ha ido poniendo de manifiesto que, en efecto, es el apostolado personal el que está en el núcleo de la vida de los primeros cristianos. Escribe Gustave Bardy, arrancando de que «así reclutó Jesús a sus primeros discípulos»: «El mismo procedimiento de acción individual se encuentra desde el origen de la Iglesia, y tal vez ha sido ésta la vía por la que durante dos siglos el Cristianismo conquistó a la mayor parte de sus fieles. Todo creyente es necesariamente un apóstol: desde el momento en que ha encontrado la verdad, no tiene descanso ni tregua mientras no haga participar de su felicidad a los miembros de su familia, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo» .


973* Esas palabras, deslizadas tan a tiempo en el oído del amigo que vacila; aquella conversación orientadora, que supiste provocar oportunamente; y el consejo profesional, que mejora su labor universitaria; y la discreta indiscreción, que te hace sugerirle insospechados horizontes de celo... Todo eso es «apostolado de la confidencia».


Texto escrito sobre una octavilla Bl. Sin interrelación documental conocida. Es el último de los cuatro puntos dedicados a la «silenciosa y operativa misión». El Autor sigue describiendo esa acción silenciosa que tiene su arquetipo en los «primeros cristianos». Vid puntos anteriores.


974* «Apostolado del almuerzo»: es la vieja hospitalidad de los Patriarcas1, con el calor fraternal de Betania2. —Cuando se ejercita, parece que se entrevé a Jesús, que preside, como en casa de Lázaro.


Texto escrito sobre una octavilla Bl. Sin interrelación documental conocida. El Autor, ciertamente, no hablaba de referencias, sino desde la experiencia de esta entrañable costumbre humana, bíblica, cristiana, que practicó siempre: tanto en Madrid como en Burgos, en Roma, etc.

975* Urge recristianizar las fiestas y costumbres populares. ―Urge evitar que los espectáculos públicos se vean en esta disyuntiva: o ñoños o paganos.
Pide al Señor que haya quien trabaje en esa labor de urgencia, que podemos llamar «apostolado de la diversión».


Texto escrito en Burgos sobre una octavilla Bl. Tema vivísimo en Josemaría Escrivá desde los comienzos de su labor sacerdotal. Frecuentes alusiones al tema en los primeros Cuadernos. Un apunte de 1931 (Cuaderno IV, nº 206, 15-VII-1931) señala ámbitos y tareas:
«Apostolado de la diversión: cines, teatro, baile, deportes, vestidos, romerías, orfeones».


976* Del «apostolado epistolar» me haces un buen panegírico. —Escribes: «No sé cómo emborronar papel hablando de cosas que puedan ser útiles al que recibe la carta. Cuando empiezo, le digo a mi Custodio que si escribo es con el fin de que sirva para algo. Y, aunque no diga más que bobadas, nadie puede quitarme —ni quitarle— el rato que he pasado pidiendo lo que sé que más necesita el alma a quien va dirigida mi carta».


Texto escrito sobre una octavilla Bl. Un apostolado éste que el Autor vivió de manera constante e inculcó a fondo en los que le seguían. De hecho el «apostolado epistolar» fue su gran instrumento en la época de la guerra civil, sobre todo en el periodo de Burgos:
«Veintidós cartas he de escribir en este día, si quiero ponerme al corriente en la correspondencia» .
«Escribes». Quien escribe es Juan Jiménez Vargas, y no al Autor sino a un amigo que se dirigía espiritualmente con San Josemaría. La carta terminó llegándole a éste y dice así:
«El rato que se dedica a escribir pasa en un momento, porque no sé cómo emborronar papel diciendo algo que pueda ser útil al que reciba la carta. Cuando empiezo, le digo a D. Manuel y a Angel C. que si escribo es para que la carta sirva para algo. Y, aunque no diga más que bobadas, nadie puede quitarme el rato que he pasado pidiendo a D. Manuel lo que sé que más necesita el paisa a quien va dirigida. No te vayas a figurar que me paso el día escribiendo. Tendría yo que volver a nacer para no moverme de aquí teniendo el río a tres kilómetros» .


977* «La carta me cogió en unos días tristes, sin motivo alguno, y me animó extraordinariamente su lectura, sintiendo cómo trabajan los demás». —Y otro: «Me ayudan sus cartas y las noticias de mis hermanos, como un sueño feliz ante la realidad de todo lo que palpamos...» —Y otro: «¡Qué alegría recibir esas cartas y saberme amigo de esos amigos!» —Y otro y mil: «Recibí carta de X. y me avergüenza pensar en mi falta de espíritu comparado con ellos».
¿Verdad que es eficaz el «apostolado epistolar»?


Texto escrito en Navidad de 1938 sobre una octavilla Bl , recogiendo párrafos de cartas que se acababan de recibir en respuesta al envío de «Noticias» de diciembre de ese año:

La primera citada:
«Hace tres días recibí las líneas de Paco y la carta familiar de todos . Creo que es la vez que tuvo mejor recibimiento y más oportunamente llegó. Me cogió en unos días tristes, sin motivo alguno, y me animó extraordinariamente su lectura, sintiendo cómo trabajan los demás» .

La segunda:
«Querido Padre: Vísperas de Navidad […] Me ayudan sus cartas y las noticias de los chicos como un sueño de ángeles contra la realidad de todo lo que palpamos» .

De la tercera citada no he encontrado la carta. Tienen el mismo clima, por ej, estas dos, que son anteriores:
«Queridos todos: ¡Cuánto bien me traen sus cartas!: me hacen revivir nuestro espíritu y me unen tan amablemente a todos Vds.» .
«¡Qué tranquilidad se siente cuando se ve uno guiado y ayudado por tan buenos amigos!» .

La cuarta es de Fernández Vallespín:
«Recibí la carta de Eduardo . Me avergüenza pensar en mi falta de espíritu comparado con ellos. Creo que D. Manuel [el Señor] lo consiente –ya estoy buscándome disculpas– para humillar un poco este orgullo y amor propio tan excesivo que tengo» .
La continua exhortación del Autor para que todos vivieran este apostolado la refleja muy bien Alastrué en una carta a Rodríguez Casado:
«...aquello es necesario suplirlo en lo posible por cartas. Mariano nos decía precisamente hace un par de días que una red de cartas de cada uno a todos los demás de los nuestros ha de ser el medio, estando alejados, de hacernos vivir intensamente esta unión fraternal nuestra» .


978* «Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum» —venid detrás de mí, y os haré pescadores de hombres1. —No sin misterio emplea el Señor estas palabras: a los hombres —como a los peces— hay que cogerlos por la cabeza.
¡Qué hondura evangélica tiene el «apostolado de la inteligencia»!


Texto escrito sobre una octavilla Jef. Ya en 1935 había escrito:
«Corazón grande, os pedía. Sí: y también cabeza. ¿No oís a Jesús, diciéndoos: venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum, venid detrás de mí, y os haré pescadores de hombres? (Marc. I, 17). No sin misterio emplea el Señor estas palabras: piscatores hominum, pescadores de hombres: porque a los hombres, como a los peces, hay que cogerlos también por la cabeza, por la inteligencia» .
El punto pudo ser redactado con ocasión de la relectura de los guiones de predicación. En la meditación de junio a los Propagandistas se encuentra este sencillo apunte:
«–Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum» .
Vid p/372, 808, 792 y 799, que presentan el significado de la pesca milagrosa en el horizonte de la vida secular y profesional.


979* Es condición humana tener en poco lo que poco cuesta. —Ésa es la razón de que te aconseje el «apostolado de no dar».
Nunca dejes de cobrar lo que sea equitativo y razonable por el ejercicio de tu profesión, si tu profesión es el instrumento de tu apostolado.


Texto escrito sobre una octavilla Jef. Refleja una antigua experiencia del Autor. Al comenzar el Cuaderno II –que es el primero de los que se conservan– y dirigiéndose a las mujeres del Opus Dei, se refería a algo que hay que proporcionar a la gente –decía– «casi gratuitamente», y añadía:
«pero nunca gratis, ¡nada de balde!» .
La expresión «apostolado de no dar» la usaba ya en 1931 . Nada tiene que ver, innecesario decirlo, con falta de generosidad, insensibilidad ante las necesidades del prójimo, etc. Designa así cosas muy concretas: por una parte, presentar la entrega a Dios en las obras apostólicas con todas sus exigencias, para que nadie pudiera venir para «aprovecharse» (vid p/915): tienen que venir –solía decir– «a perder»: dando y dándose. Por otra, en las obras de carácter social, en servicio de los más necesitados, ingeniárselas para que los propios beneficiarios colaboren «dando» de alguna manera, en el sentido del texto de Apínt que se acaba de citar. El Autor fomentaba así la «autoestima» de los interesados, a la vez que tenía en cuenta lo que después anotó en uno de sus guiones de predicación en Vitoria:
«Condición humana: tener en poco lo que poco cuesta» .
Había advertido Escrivá que en las empresas de caridad con los pobres que llevaban las instituciones católicas –sobre todo en las escuelas– de ordinario no se procedía así: todo era gratis y muchas veces la «oferta» no tenía el debido aprecio. Luz Rodríguez-Casanova, Fundadora de las Damas Apostólicas y del Patronato de Enfermos –del que el Autor fue Capellán hasta 1931–, que hacía una inmensa labor entre los pobres de Madrid, hacía lo contrario en sus escuelas . Bien pudo el Autor ver allí puesto en práctica el «apostolado de no dar», que siempre redunda en provecho espiritual de las personas, que valoran lo que se les «da». En un documento de 1933, que se conserva mecanografiado, anotó a mano, a pie de página, a propósito del «apostolado de no dar»:
«¿Qué es el apostolado de no dar?
Respuesta: el apostolado de dar con sentido común» .


980* «¿Acaso no tenemos facultad de llevar en los viajes alguna mujer hermana en Jesucristo, para que nos asista, como hacen los demás apóstoles y los parientes del Señor y el mismo Pedro?»1
Esto dice San Pablo en su primera epístola a los Corintios. —No es posible desdeñar la colaboración de «la mujer en el apostolado».


Los tres últimos puntos del cap –redactados en Burgos, grafía semejante, octavillas Bl– tratan, como se acaba de leer, de «la mujer en el apostolado». No quiere decir esto que ahora comience el Autor a hablar del apostolado de la mujer, pues lo que viene tratando en todos los caps es, indistintamente, para hombres y mujeres (con la manera de lenguaje a la que nos hemos referido en diversas ocasiones). En rigor y desde la perspectiva en que se sitúa el libro, nada tiene el Autor que decir a las mujeres que no fuera repetir, en femenino, lo ya dicho para todos desde el punto primero del libro . Por eso, estos tres puntos tienen, a mi parecer, una singular naturaleza: figuran no como consideración «sectorial» del apostolado peculiar hecho por las mujeres –nada dicen sobre la materia–, sino como una reflexión, apenas incoada, sobre los lugares bíblicos que presentan el «grupo de los discípulos» como formado desde los orígenes por «hombres y mujeres» en unidad de comunión con Jesús y con diversidad de ministerios.

En este primer punto Escrivá quiere mostrar, apoyándose en el célebre texto paulino, la legitimidad de una empresa apostólica que agrupa hombres y mujeres. Desde el plan de Dios sería «suicida» desdeñar esa colaboración. En un guión de predicación se lee este apunte telegráfico para describir los inicios del plan de Dios en la misión de la Iglesia, que toma como modelo para el momento actual:
«Dios es el de siempre. Los primeros 12. Mulieres sorores» .
Para el Autor de C, el esquema de la «misión cristiana» es efectivamente éste: La potencia del Padre, que por Cristo envía su Espíritu, y «el grupo de los discípulos» (hombres y mujeres), que recibe el Espíritu para poder realizar la misión.
En este p/980 el Autor parte del texto de San Pablo sobre la «mujer hermana» –que apunta a una situación muy concreta – y, apoyándose en el hecho, parece no obstante trascender esa situación invocada por Pablo para ir, de manera general, a la presencia y responsabilidad de las mujeres en la misión apostólica .

Por lo demás, el tenor redaccional del punto parece rememorar la época que sigue al 2 de octubre de 1928, fecha de la fundación («Yo había escrito: nunca habrá mujeres –ni de broma– en el Opus Dei» ) y la inspiración del Señor que le llevó a extender el Opus Dei a las mujeres, el 14 de febrero de 1930.
«Comencé a celebrar la Misa pensando que nunca habría mujeres en el Opus Dei y al terminar estaba fundada la sección femenina de la Obra» .
Mons. Escrivá de Balaguer decía con humildad:
«La fundación del Opus Dei salió sin mí; la Sección de mujeres contra mi opinión personal» .


981* «Algún tiempo después —se lee en el cap. VIII de San Lucas— andaba Jesús por las ciudades y aldeas predicando, y anunciando el reino de Dios, acompañado de los doce y de algunas mujeres, que habían sido libradas de los espíritus malignos y curadas de varias enfermedades, de María, por sobrenombre Magdalena, de la cual había echado siete demonios, y de Juana, mujer de Cusa, mayordomo del rey Herodes, y de Susana y de otras que le asistían con sus bienes»1.
Copio. Y pido a Dios que, si alguna mujer me lee, se llene de una santa envidia, llena de eficacia.


Texto escrito sobre una octavilla Bl. El Autor sigue leyendo la Escritura para comprender allí al «grupo apostólico» de hombres y mujeres. Interesante la referencia al pasaje de San Lucas que se encuentra en la predicación de Vitoria:
«(María de Magdala) Toma lugar con sus discípulos (estado apostólico femenino), le sigue; le asiste con sus bienes. ‘Et factum est deinceps, et ipse iter faciebat per civitates et castella praedicans et evangelizans regnum Dei, et duodecim cum illo et mulieres aliquae... Maria, quae vocatur Magdalena...’ (Luc. VIII, 1-3)» .

María de Magdala «toma lugar con los discípulos de Jesús, le sigue». Y al comprobar esta realidad, el Autor esboza un «modo» de nombrarla: «estado apostólico femenino». Una expresión original, en la que se ve la conciencia que Escrivá tenía de que la vocación de aquellas mujeres que seguían a Jesús se situaba plenamente en el interior de la misión apostólica de los primeros discípulos. Denota a la vez el esfuerzo por emplear términos diversos de los que son propios del estado religioso.


982* Más recia la mujer que el hombre, y más fiel, a la hora del dolor. —¡María de Magdala y María Cleofás y Salomé!1
Con un grupo de mujeres valientes, como ésas, bien unidas a la Virgen Dolorosa2, ¡qué labor de almas se haría en el mundo!


Texto escrito también, como dijimos, sobre una octavilla Bl. El Autor sigue hablando, desde la Escritura, del «grupo de los discípulos» –hombres y mujeres–, ahora al pie de la Cruz y junto a la Virgen María. Allí aparecen la reciedumbre y la fidelidad de las mujeres en contraste con la desbandada general de los hombres: sólo queda Juan . Termina, pues, el cap «El Apostolado» contemplando la misión cristiana en el mundo realizándose desde la fidelidad de las mujeres. Vid com/574.

 

 

960 Apínt Cem32/232 Cec/97.6-Ceb/415 ||| vuestro apostolado] nuestro apostolado Cec | la O. Cem || cada uno de vosotros Txm] todos Cec
Como sabemos, en el primer proyecto de reelaboración estos tres puntos formaban parte del cap «El Apóstol», pero finalmente el Autor los integró en este cap. Vid Introd a cap 44.
Futuros puntos de C transcritos ese día: 452, 132, 225, 450, 943, 14, 960.
«personales»: adición interlineal en el Cuaderno.
961 Apínt Cem32/235 Cec/98.3-Ceb/418 ||| Es preciso ... sacrificio] Vamos a hacer hombres de Dios, hombres de vida interior, hombres de oración y de sacrificio Cec | La Obra de Dios va a hacer hombres y mujeres de Dios, hombres y mujeres de vida interior, hombres y mujeres de oración y de sacrificio Cem || Tu apostolado] El apostolado de estos hombres Cec | El apostolado de estos apóstoles Cem || debe ser] será Cec || tu vida] su vida Cec
Sobre esta sigla, vid com/11. —En ese día transcribió cuatro futuros puntos de C: 442, 83, 780, 961.
Cuaderno IV, nº 259, 2-IX-1931. El texto citado es la conclusión del pasaje sobre la caricatura japonesa referido en com/459.
J. B. CHAUTARD, El alma de todo apostolado, 1927, pg 42. Original francés (París 1934, pg 52): «Les Œuvres ne doivent être que le débordement de la Vie intérieure». Es la tesis central del libro de Chautard, que acaba con estas palabras (vid pg 248): «la vida activa, repitámoslo una vez más, no debe ser otra cosa que el desbordamiento de la vida interior». Vid también pg 4: «el peligro de no ser ante todo hombres de vida interior». Sobre Chautard vid com/81 nt 5 y com/108.
Instrucción, 9-I-1935, nº 133. Círculos de San Rafael: vid com/474 nt 17.
962 Msb
AGP, sec A, leg 50-13, carp 2, exp 10. Vid com/612 nt 62.
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.
«Habló como tenía por costumbre, sentado en el presbiterio con una mesita delante, que por cierto se la habían puesto demasiado al fondo, excesivamente lejana del comulgatorio. Por esto y por la amplitud de la capilla, tuvo que elevar la voz más de lo acostumbrado. No trato de reproducir sus palabras, sino sólo de esbozar vagamente algunas de sus ideas […]. Para subrayar algunas frases y para hablar en tono más íntimo, más cercano, el Padre empujaba hacia adelante la mesita, y luego, en vez de volverla a acercar, era él el que se aproximaba a la mesa. Por este movimiento se fue acercando cada vez más al comulgatorio y al borde del presbiterio…» (Pedro Casciaro, Relación testimonial, 26-VI-1979, Parte II, cap 2, pgs 166.168).
Ibidem, pg 166; la cursiva es del original. «Sepu» era un precedente de las modernas «grandes superficies comerciales». Estaba en la Gran Vía de Madrid y allí podía encontrarse toda clase de productos, con fama de baratos. Casciaro continúa: «Recuerdo todos estos detalles y las frases –no textuales, por supuesto–, porque aquella misma tarde tuvimos un rato de tertulia con el Padre, con José María Albareda y algún otro socio de la Obra en el Hotel Sabadell. Yo comenté que los asistentes al retiro habían quedado muy impresionados; que al principio, al oír hablar de piezas de platino y de zafiros, se habían sentido muy halagados; pero cuando oyeron lo de «no dar la hora» y lo de preferir «un despertador de cinco pesetas», habían dado un respingo en los bancos de la capilla. El Padre dijo que yo era un exagerado y que contaba las cosas a mi manera…».
PredicHond, «Obediencia en la vida ordinaria», 22-VI-1937, pgs 123s; XX.
963 Msb ||| vuestro trabajo Msb add] nuestra familia Msb del || porque, C] porque Txm Msb || capillita Txm] «capillita» Msb
Carta de Josemaría Escrivá a Francisco Morán, Madrid 14-XII-1934; EF 341214-1.
Guión 1º de los preparados por el Autor en 1934 para los círculos de San Rafael, curso 1933-34.
Libro de Actas de Consejos año 1935, 5-IV-1935, pg 20; AGP, sec A, leg 13, carp 2, exp 1. Son las Actas de las reuniones del incipiente Consejo de la Obra que el Fundador había puesto en marcha ya aquel curso. —«Capillita», expresión muy típica en lengua castellana. DRAE, sentido figurado de la voz «capilla»: «Pequeño grupo de adictos a una persona o una idea. Úsase más en diminutivo, y por lo común en sentido despectivo» (ed 1970, voz «capilla»; todavía no estaba admitida esta acepción en la ed de 1925).
964 Msb ||| haberlos] seq , hijo, Msb del
965 Msb
15b Instrucción, 19-III-1934, nº 13.
966 Msb ||| Acuérdate ... Marcos: Msb add |||| 1 Mc 9, 37-39
967 Msb ||| como Msb add || [Este número se construye en Txm fundiendo dos fichas consecutivas de Msb]
Cuadernillo-agenda 2º de Burgos, hoja 10. Debajo hay una anotación de fecha 4 de septiembre, que dice «Plática» (es la Plática preparatoria de los ejercicios en Vergara).
EjEsp, «Plática preparatoria», Vergara 4-IX-1938; guión nº 97. Parece como si previamente hubiera tomado nota también en el sobre en el que llevaba los guiones de predicación en Vergara, pues allí se lee también lo que ya escribió en la agendita.
EjEsp, Plática «Espíritu apostólico», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 111.
Instrucción, 19-III-1934, nº 19.
968 Msb ||| apóstol] apóstol, Msb Txm |||| 1 Jn 17, 21
El Autor de C.
Carta de Eduardo Alastrué a Enrique Alonso-Martínez, Burgos 5-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 146, carp D, exp 2.
Relato del 77, pg 19.
969 Apínt Cem32/233 Cec/98.1-Ceb/416 ||| Los que, Txm] Los que Cec || Los que ... y sufren] Los que oren y sufran, en la Obra de Dios, puestos en casas «ad hoc» Apínt Cem || —¡Bendito ... sufrimiento»! Txm C
No era inusual esta manera de hablar. Ya Don Manuel González, al que tanto quiso el Autor, hablaba, por ej, del apostolado «del saludo», «de la sonrisa», «de la buena cara», etc. Vid Apostolados menudos (1927), en D. Manuel González. Obras completas, Tomás ÁLVAREZ (ed.), Monte Carmelo, III, Burgos 1998, pg 695-740.
Previamente transcribió el que sería p/590.
Cuaderno II, nº 93, 2-X-1930. Sobre el tema vid A. de FUENMAYOR, V. GÓMEZ-IGLESIAS, J. L. ILLANES, El itinerario jurídico del Opus Dei, 1989, pg 57.
970 Msb ||| llamado] llamado, Msb Txm || nada que Txm] que Msb
Carta circular de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1938; EF 380109-1.
971 Apínt Msb ||| apostolado Msb Txm] Apostolado C
Vid sobre el tema en C p/469, 570, 925 y 970-973 con sus respectivos com, Introd al cap 43 y com/291, 482, 518, 543, 808, 926.
A principios del siglo XX Adolfo von Harnack propuso la tesis, hoy comúnmente aceptada, según la cual la expansión del Cristianismo en los primeros siglos se hizo más por el «contagio» y el testimonio personal y familiar que por la predicación «oficial» del ministerio eclesiástico. «No cabe duda alguna que la gran expansión del Cristianismo tuvo lugar esencialmente a través de cristianos corrientes (‘misioneros no oficiales’). Justino y Taciano nos lo han explicado con palabras inequívocas. […] Debemos afirmar asimismo que precisamente las mujeres jugaron un papel decisivo en esta expansión». Vid Adolf von HARNACK, Die Mission und Ausbreitung des Christentums in den ersten drei Jahrhunderten, J. C. Hinrichs’sche Buchhandlung, 4ª ed, Leipzig 1924, pg 378.
Vid ORÍGENES, Contra Celsum, lib III, 55s; BAC 271, 1967, pg 219s.
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.
En las galeradas de Valencia se introdujo una errata que no identificaron los correctores y que pasó al texto impreso: Apostolado, con mayúscula. El Autor, tanto en la «gaitica», de su puño y letra, como en el original para la imprenta, lo escribió con minúscula, exactamente igual que en el punto siguiente: «apostolado de discreción y confidencia» (p/972). «Apostolado» con mayúscula lo utiliza sólo una vez (poco antes: en el p/967), para hacer la contraposición entre «tu» apostolado y «su» Apostolado. También una sola vez en Forja y con la misma acepción: «No te crees más obligaciones que... la gloria de Dios, su Amor, su Apostolado» (Forja, 87).
El tema histórico correspondiente preocupaba notablemente a San Josemaría. En su Cuaderno de 1935 dejó escrito: «El viernes estuve con el P. [Rafael] Alcocer [benedictino de la Iglesia de Montserrat, en la calle San Bernardo de Madrid], que está al frente de la «Biblioteca Pax», y fui para que me diera bibliografía, indicándome libros que hagan una investigación seria sobre la vida de los primeros cristianos. El P. Alcocer había publicado, en esa biblioteca Pax, un libro sobre la Sta. Misa, y hacía en él referencia a las vírgenes y ascetas de los primeros siglos [Iniciación litúrgica: la Misa, «Biblioteca Pax», 1, Madrid 1935, pgs 128-129: «los ‘ascetas’ y ‘vírgenes’, aquellos fieles que, sin abandonar la familia, vivían en castidad...»]. Hube de hablarle de la Obra. Se entusiasmó. Me dijo que nada hay, que él sepa, sobre la vida de los primeros cristianos; pero que todo lo que encuentre me lo mandará, y que buscará fuera de España quien escriba un libro sobre ese hermoso asunto, y lo publicará en la editorial ‘Pax’» (Cuaderno VIII, nº 1301, 17-XI-1935). El libro que provoca la entrevista se había publicado ¡el mes anterior!
El tema seguía vivo en el Autor de C durante la guerra civil, en Burgos: «El Abad de Montserrat [P. Antonio Marcet, O.S.B.] ha pasado la noche anterior en el Hotel Sabadell y luego ha subido, con un benedictino, a nuestra habitación, donde ha estado un rato hablando con el Padre y Pedro. El tema de conversación ha sido sobre la vida de los primeros cristianos, y datos que hay sobre ello. Han prometido enviar bibliografía sobre esto» (Diario de Burgos, AGP, sec A, leg 2, carp 4, exp 1, 3-V-1938; J.Mª Albareda. Vid. también Carta de Josemaría Escrivá a J.Mª Albareda, Burgos 3-V-1938; EF 380503-1). El tema preocupaba igualmente a San Pedro Poveda, con el que el Autor tenía, como ya he apuntado, una gran amistad (vid IntrodGen § 7, 3 b). No hay que descartar que los «primeros cristianos» estuvieran en las conversaciones de aquellas dos almas grandes. Una antología de textos del P. Poveda se ha publicado recientemente bajo el título Vivir como los primeros cristianos, Narcea, Madrid 1995.
«Existencia secular cristiana», en Scripta Theologica 2 (1970) 162, reproducido en Alfredo GARCÍA SUÁREZ, Eclesiología, Catequesis, Espiritualidad, Eunsa («Biblioteca de Teología», 23), Pamplona 1998, pg 672. Vid sobre el tema Domingo RAMOS-LISSÓN, «El ejemplo de los primeros cristianos en la enseñanza del Beato Josemaría», en Romana, Bollettino della Prelatura della Santa Croce e Opus Dei, 15 (1999) 292-307.
Nota del Autor a Francisco Morán, Burgos 4-IV-1938; EF 380404-1.
972 Msb ||| Cuando pongas por obra Txm] Al ejercitar Msb |||| 1 Sal 68 (67), 12
En Burgos, durante la guerra civil, sacó unas fichas (se encuentran en AGP, sec A, leg 50-4, carp 3, exp 6) con ocasión de la lectura de un libro de historia de las misiones (Francisco Javier MONTALBÁN, Manual de Historia de las Misiones, Secretariado de Misiones, Pamplona 1938, 728 pgs) que le confirmaban su «estrategia apostólica», basada en la meditación de la figura de los «primeros cristianos». Una de ellas dice: «La conversión del mundo romano fue labor de contacto, de actividad de fermento puesto en contacto con la masa. En esta labor oculta y lenta, el heroísmo de los mártires ejerció un influjo soberano», pg 106 (el último subrayado es mío). Otra ficha: «Apost. seglar. Fraternidad. Primeros Cristianos», pg 108.
Gustave BARDY, La conversion au Christianisme dans les premiers siècles, Aubier («Col. Théologie», 15), Paris 1949, pg 251.
973 Msb ||| indiscreción] seq con que Msb del
974 Msb ||| fraternal] praec de Msb del |||| 1 Gn18, 1-14 | 2 Jn 12, 1-3
975 Msb ||| —Urge] seq que Msb del || Pide] praec ¿Cuándo habrá Msb del || al Señor Msb add || trabaje Txm] ejercite Msb || labor] praec apost Msb del
976 Msb ||| me haces] praec haces Msb del || hablando de cosas que puedan ser útiles Msb add] diciendo algo que pueda ser útil Msb del || con el fin de que Msb add] para que la carta Msb del || quitarme] seq el rato Msb del || mi carta Msb add
Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 6-IV-1938; EF 380406-1.
Nuestro Señor y el Ángel Custodio.
«Paisa», abreviatura de «paisano»: expresión popular y cuartelera para designar a un sujeto. El «paisa» de Jiménez Vargas pasó en el punto de C a ser el «alma»...
Carta de Juan Jiménez Vargas a Enrique Alonso-Martínez, Muela de Villastar 8-X-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp B, exp 1. P. CASCIARO, Soñad, 11ª ed, 1999, pg 167 escribe: «Pienso que el número 976 de Camino se refiere a él mismo». Es muy posible que Vargas hablara a su amigo desde la experiencia que le había contado San Josemaría.
977 Msb ||| saberme] praec sentirme Msb del || con ellos».] + «esa carta me ha hecho mucho bien: ¡se conoce que viene impregnada de las oraciones de todos!... y yo necesito mucho que recen por mí.» Msb del [Una anotación junto a este texto tachado dice que pasa al cap «Comunión de los santos». Vid p/547]
En el dorso el Autor añadió el texto que figura como «tachado» en el apcrít y que trasladó al actual p/547.
Francisco Botella Raduán.
Se refiere a «Noticias» de diciembre de 1938; AGP, sec A, leg 3 carp 3.
Carta de Emiliano Amann a Josemaría Escrivá, (sin lugar) 14-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp D, exp 6. Esta carta dio base también al p/106. Vid com a ese punto.
Carta de Alejandro Fernández del Amo a Josemaría Escrivá, (sin lugar) 24-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp D, exp 26.
Carta de Enrique Alonso-Martínez a los de Burgos, Alhama de Aragón 15-IV-1938; AGP, sec N-2, leg 147, carp A, exp 1.
Carta de Ricardo Fernández Vallespín a Miguel Sotomayor, Carabanchel 23-II-1938; AGP, sec N-2, leg 147, carp D, exp 1.
Eduardo Alastrué.
Carta de Ricardo Fernández Vallespín a Josemaría Escrivá, Carabanchel 18-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 147, carp D, exp 1.
Carta de Eduardo Alastrué a Vicente Rodríguez Casado, Burgos 30-XI-1938; AGP, sec N-2, leg 146, carp D, exp 2.
978 Msb |||| 1 Mt 4, 19; Mc 1, 17
Instrucción, 9-I-1935, nº 56.
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81. Del Portillo, anotando el texto de la Instrucción que acabo de citar, cuenta que el Autor tenía en su cuarto, en la Residencia de Ferraz, «un pequeño grabado que representaba a Jesús con los apóstoles metidos entre redes en una barca; y allí, de su puño y letra, había escrito las palabras recogidas por San Marcos 1, 17: Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum», que repetía una y otra vez. —Ese grabado se conserva: fue encontrado en las ruinas de la Residencia de Ferraz 16, al final de la guerra civil española.
979 Msb ||| Ésa Msb add] Ésta Msb del || razonable] razonable, Msb Txm
Cuaderno II, nº 10, 11-III-1930.
Vid Cuaderno III, nº 196, 29-IV-1931.
EjEsp, Meditación «La Encarnación del Señor», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 90.
Al menos en sus comienzos, hacia el año 1902. Era «la guerra del suburbio», como la llama un biógrafo de doña Luz, que escribe: «’Si pongo la escuela gratuita –pensó [Luz]–, la gente no la va a valorar’. Así que decidió montar escuelas semigratuitas. Las de la Asociación [de Señoras Católicas] estaban obligadas por estatuto a no cobrar nada. Luz cobraría menos que las de los protestantes de pago [que pagaban cinco pesetas]: una peseta, o una cincuenta al mes, con lo que apreciarían más la enseñanza» (Pedro Miguel LAMET, ‘Porque tuve hambre...’ Luz R. Casanova (1873-1949), Sal Terrae, Santander 1995, pg 57. Vid todo el cap 4. «El prodigio de las escuelas»).
Documento titulado «Academia», pg 4; AGP, sec A, leg 50-2, carp 7, exp 6. En otro documento de 1935 y hablando también de la Academia, exhortaba a los «formadores» a atender con diligencia «todos los encargos que quieran hacer los muchachos que están de vacaciones: desde enviarles libros, proporcionarles programas y apuntes, preguntar datos en los centros docentes, etc., hasta comprarles una corbata. Claro, que los interesados han de pagar los gastos que se ocasionen: apostolado de no dar» (Instrucción, 9-I-1935, nº 214).
980 Msb ||| Pablo] Pablo, Msb Txm || Corintios. Msb Txm] Corintios: C1ss] |||| 1 1 Co 9, 5
Lo cual no significa que la peculiaridad femenina no pueda dar lugar –y de hecho lo ha dado– a un tratamiento de la totalidad de la vida cristiana desde la manera de ser que es propia de las mujeres. Pero cuando se está explicando el Evangelio a los cristianos, se habla como San Pablo, a hombres y mujeres, a siervos y a libres, a judíos y a griegos.
EjEsp, Plática «Espíritu de fe», Vitoria 18-VIII-1938; guión nº 101.
En esta ocasión –como en general cuando cita pasajes largos– el Autor toma casi a la letra la traducción usual de Petisco - Torres Amat, mediada (durante la época de Burgos) por la edición del P. Carmelo Ballester (nombrado Obispo de León) que le regaló en Pamplona don Marcelino Olaechea. Estas ediciones, como es sabido, incluían notas intercalares (glosas en cursiva dentro del texto). La «mujer hermana en Jesucristo, para que nos asista» de Torres Amat es lo que la Biblia de Jerusalén traduce por «mujer creyente» o la Biblia de Navarra por «mujer hermana». La Biblia de Jerusalén explica en nota: una «mujer cristiana que se ocupaba de las necesidades materiales de los apóstoles».
En las galeradas de la 1ª edición se introdujo una errata que no fue corregida y que pasó a las sucesivas ediciones: me refiero a los dos puntos (:) después de «Corintios». Josemaría Escrivá, sin embargo, tanto en la «gaitica», de su puño y letra, como en el original para la imprenta, cierra la frase y pone –con toda lógica– punto (.), pues está comunicando al lector la fuente bíblica del párrafo anterior, entrecomillado. La frase que sigue, introducida por el característico guión largo del Autor, es la conclusión que propone a partir de la doctrina del Apóstol.
Notas de una meditación, 14-II-1964; AGP, sec P, leg 9, pg 74.
Así se lo oí yo explicar personalmente en Roma, 1957. En la citada meditación (nota anterior), concreta más: «Yo iba a casa de una anciana señora de ochenta años que se confesaba conmigo, para celebrar Misa en aquel oratorio pequeño que tenía. Y fue allí, después de la Comunión, en la Misa, cuando vino al mundo la Sección femenina». El subrayado es mío. Se trata de la Marquesa de Onteiro, madre de Luz Rodríguez-Casanova (vid IntrodGen § 1 nt 10) que vivía en la calle Alcalá Galiano, 3. Vid com/12 nt 41 y VÁZQUEZ DE PRADA, I, pgs 315-324.
El texto continúa: «y la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz queriéndola yo encontrar y no encontrándola. También durante la Misa» (Notas de una tertulia, Roma 14-II-1960; AGP, sec A, leg 51). En el Cuaderno V, nº 931, el Fundador se expresa así: «14 de febrero de 1933: hoy hace tres años que el Señor pidió la Obra femenina». He subrayado yo esa palabra –pidió–, que el Autor usaba para indicar que no fue iniciativa suya sino del Señor. Vid VÁZQUEZ DE PRADA, I, pgs 315-324. —El Opus Dei –como su Fundador explicó muchas veces– es una única unidad apostólica de hombres y mujeres con unidad de espíritu y de régimen, y a la vez con apostolados claramente diferenciados, propios de cada sección (vid Conversaciones, 99). El Papa Juan Pablo II, cuando erigía el Opus Dei como Prelatura personal, se inspiraba en esta realidad: «quasi apostolica compages quae sacerdotibus et laicis sive viris sive mulieribus constabat eratque simul organica et indivisa». San Josemaría y, después, sus sucesores en el gobierno del Opus Dei (Prelatura personal desde 1982) gobiernan la Obra con la colaboración institucional de sendos Consejos de hombres y de mujeres. Vid Estatutos de la Prelatura del Opus Dei, art. 125, 138 y 146; texto, por ej, en P. RODRÍGUEZ – F. OCÁRIZ – J. L. ILLANES, El Opus Dei en la Iglesia, 2000, pgs 309-346.
981 Msb |||| 1 Lc 8, 1-3
Traducción de Torres Amat, con una sola variante: el Autor de C no pone dos puntos (:) sino coma (,) después de «enfermedades».
EjEsp, Meditación «María de Magdala», Vitoria VIII-193; guión nº 119.
982 Msb ||| y más fiel Msb add |||| 1 Mt 27, 55s; Mc 15, 40s; Jn 19, 25; Jn 20, 1-18 | 2 Jn 19, 25-27
El Papa Juan Pablo II comentó el mensaje de este punto en su homilía de la Misa del 5-VIII-1980, en Castelgandolfo, ante un grupo de mujeres del Opus Dei. Texto en AGP, sec P, leg 2, II, pg 89.