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Capítulo
Punto 288
Vida sobrenatural · Punto 288

 Métete en las llagas de Cristo Crucificado. —Allí aprenderás
a guardar tus sentidos, tendrás vida interior,
y ofrecerás al Padre
de continuo
los dolores del Señor
y los de María,
para pagar
por tus deudas
y por todas las deudas de los hombres.

Comentario

 

Punto escrito por San Josemaría el 7-I-1934, después del anterior. Lo transcribió también en el Cuaderno VII, nº 1107, 7-I-1934, y lo incorporó a la edición de Cuenca. El tenor literal esidéntico.

San Josemaría no está dando en este punto un consejo «doctrinal», sino que está transmitiendo vivencias y anhelos de su alma. En marzo de 1930 exclamaba:

«¡¡Señor!! Dame ser tan tuyo que no entren en mi corazón ni los afectos más santos, sino a través de tu Corazón llagado» [1].

Al menos desde entonces buscaba así la unión con Cristo (vid el punto 58 y su comentario), propósito que renueva en los Ejercicios Espirituales de 1934:

«Me quedaré metido cada día, cumpliendo un propósito antiguo, en la Llaga del Costado de mi Señor» [2].

Dice que es un propósito antiguo. ¿Podría estar relacionado este propósito con su lectura y meditación del Maestro Ávila, cuyo consejo y expresión es semejante? Se lee en el epistolario de San Juan de Ávila:

«Meteos en las llagas de Cristo, que allí dice El que mora su paloma, que es el ánima que en simpleza le busca» [3].

A san Josemaría, que tenía esta devota costumbre de «meterse en las llagas de Cristo», le fue concedido el don místico al que se refiere el comentario al punto 555. La experiencia que se refleja en estos dos puntos se sitúa en el ámbito de esa «contemplación» de Cristo de matriz joánica («mirarán al que traspasaron», Jn 19, 37), en la que Cristo toma al alma y la «mete» dentro de sus Llagas.

Escribe Álvaro del Portillo:

«'Métete en las llagas de Cristo Crucificado'. Cuando proponía este camino a quienes le pedían consejo para ahondar en la vida interior, San Josemaría no hacía más que comunicar su propia experiencia, mostrar el atajo que iba recorriendo a lo largo de todo su caminar terreno, y que le condujo a las más altas cimas de la espiritualidad» [4].



[1] Cuaderno II, nº 15, 13-III-1930.

[2] Apuntes íntimos, nº 1763, 19-VII-1934. El texto pasa a Forja, 934.

[3] San Juan de Avila, Epistolario, Carta 47; BAC 313, 1970, pg 273, lín 90-92. Sobre el tema vid Francisco Gallego, «Paralelismo doctrinal entre San Juan de Ávila y el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer», en Revista Agustiniana 61 (2000) 669-688, que se propone «mostrar la concordancia, en diversos puntos de doctrina espiritual, entre dos sacerdotes diocesanos españoles: San Juan de Ávila y el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer» (pg 669).

[4] Álvaro del Portillo, «Prólogo» al Via Crucis del Autor (23ª ed, pg 11).