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Capítulo
Punto 118
Santa Pureza · Punto 118

 La santa pureza la da Dios cuando se pide con humildad.

Comentario

Este capítulo, ya desde el impreso de Cuenca, comienza con esta fundamental afirmación, que sitúa de manera muy determinada el horizonte de la castidad –de sacerdotes y laicos, de célibes y casados– en el ámbito del don de Dios y, por tanto, en el de la oración humilde del cristiano.

San Josemaría –sin excluir evidentemente el término «castidad», que también emplea– prefería hablar de «santa pureza».

Sabía por experiencia que, al hablar de castidad, se desviaba la atención de los cristianos corrientes hacia situaciones particulares en la vida de la Iglesia: la castidad se identificaba –era algo muy corriente en el lenguaje de entonces– con el «voto» de castidad de los religiosos.

El texto original es de 1930 (10 de diciembre) y está en el Cuaderno III, nº 128:

«No olviden los miembros de la Obra de Dios que la santa pureza la da El, cuando se pide con humildad».

Como se ve, en su tenor literal tiene la forma de un consejo espiritual a los fieles del Opus Dei y, al sacarlo al velógrafo, lógicamente hace extensiva a todos esta consideración. Es sin duda un decisivo principio de la ascética cristiana. La experiencia de vida reflejada en los puntos de Camino es, la mayor parte de las veces, experiencia personal y pastoral.

En este capítulo así aparece, sobre todo, en los textos de los Cuadernos que nos abren la vida interior de San Josemaría. Una anotación de su retiro espiritual de Segovia, dos años después (octubre del 32), es el mejor comentario a este punto:

«Mi pobre corazón está ansioso de ternura. Si oculus tuus scandalizat te... No, no es preciso tirarlo lejos: que no se puede vivir sin corazón. La santa pureza –lo sé, lo he visto– la das tú, Jesús, a quien la pida con humildad. Y esa ternura, que has puesto en el hombre, ¡cómo queda saciada, anegada, cuando el hombre te busca, por la ternura (que te llevó a la muerte) de tu divino Corazón!» [1].

El tema era constante en su predicación y buscaba apoyarlo en autoridades cuando predicaba a sacerdotes [2].



[1] 9-X-1932, domingo, día 6º del retiro de Segovia; Apuntes íntimos, nº 1658.

[2] En la predicación de Vitoria-Vergara, al hablar de este tema, copia a la letra este texto de San Alfonso María de Ligorio, tomado de un libro que ya ha aparecido en nuestro comentario:

«La castidad es una [virtud para cuyo ejercicio somos impotentes, si Dios no nos da su] gracia; y esta gracia Dios la da sólo a los que se la piden, pero todo el que la pide la consigue con seguridad» (el Autor omite la frase entre corchetes).

San Josemaría cita así: S. Alfonso MarIa de Ligorio, Obras completas, tomo 3º, Del gran medio de la oración, cap I, par. 2. No hemos podido identificar esa edición. El texto, con traducción diversa, puede verse en: Alfonso MarIa de Ligorio, El gran medio de la oración (edición castellana de Brepols, Turnhout, Bélgica, 1927), pg 30.

La cita de Ligorio se encuentra en Ejercicios Espirituales, Plática «Santa Pureza», Vergara IX-1938; guión nº 112. Este guión es complementario del 126, que tiene la estructura de la predicación sobre el tema en aquellos Ejercicios Espirituales. En este guión expone en esquema la doctrina de este punto: «Medios para vivir la pureza: […] Sobre todo, oración: pedirla con humildad».