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Capítulo
Punto 42
Carácter · Punto 42

 ¿Por qué
esas variaciones
de carácter?
¿Cuándo fijarás
tu voluntad en algo?

—Deja tu afición
a las primeras piedras
y pon la última
en uno solo
de tus proyectos.

Comentario

camino 42

Vid lo dicho en el punto anterior. Efectivamente, San Josemaría no era nada aficionado a celebrar las «primeras piedras». Era, en cambio, muy amigo de las «últimas piedras».

El tema, que había salido ya en otros contextos, se planteó con agudeza, bastantes años después, en una ocasión significativa: el 9 de enero del año 1960, cuando San Josemaría se disponía a bendecir la última piedra de Villa Tevere, la sede central de la Prelatura del Opus Dei en Roma, Bruno Buozzi, 73.

Al preparar la pequeña ceremonia se encontró con que no había fórmula en el Ritual. [1]:

«Vamos a hacer otra cosa -dijo-. Comenzaré haciendo la señal de la Cruz, rezaremos el Te Deum, después la oración de acción de gracias, y luego la bendición signo crucis; y hemos terminado. Se leerá el acta» [2].

Es ésta –la de las últimas piedras– una dimensión de su doctrina sobre la santificación del trabajo a través de las «cosas pequeñas» (leer el capítulo de este nombre), a la que San Josemaría Escrivá daba extraordinaria importancia: el «acabado» de las cosas, la perfección humana y sobrenatural del trabajo. Por eso deseaba que la liturgia contemplase una fórmula de bendición de esas piedras últimas, no sólo de las primeras [3].



Villa Tevere, Bruno Buozzi, 73, Roma.
Sede Central del Opus Dei. Habitación de trabajo
en la que falleció San Josemaría

 



[1] La última piedra está en la parte exterior del ábside del Oratorio de los Santos Apóstoles,en Villa Tevere, Sede Central de la Prelatura en Roma..

[2] Palabras de San Josemaría antes de la breve ceremonia, recogidas en el doc «Décimo aniversario de Villa Tevere», AGP, sec P, leg 1, 1970, pg 17. En la última piedra hizo que grabaran las palabras «Melior est finis quam principium» y la fecha, que pueden leerse desde el patio interior. Las palabras son una adaptación de estas otras de Qo 7, 9: «melior est finis orationis quam principium».

[3] En la homilía «Trabajo de Dios» (Amigos de Dios, 55) se refiere a esta misma ocasión que hemos relatado:

«Me llevé una sorpresa cuando vi que no existía. […] Os confieso que me parecía imposible que se diese esa laguna, y fui repasando despacio, pero inútilmente, el índice del Ritual».

Hemos de agregar que todavía no existe esa bendición en los libros litúrgicos.