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Capítulo
Punto 744
Postrimerías · Punto 744

 Tú —si eres apóstol— no has de morir.

—Cambiarás de casa,
y nada más.

Comentario

El origen de este punto fue un texto escrito por San Josemaría durante su estancia en la Legación de Honduras. Ese texto dice así:

«Los nuestros no mueren: Cambian de casa, y nada más».

Fue redactado, muy posiblemente, a raíz del fallecimiento en el frente de don Gregorio Espinós, padre de Enrique Espinós, al que le escribió esta carta desde la Legación de Honduras:

«Viernes-23-VII-937. Para Enrique: Hoy, 25 de julio, me entero de la muerte de tu padre. Este abuelo querría hoy estar junto al más pequeño de sus nietos, para abrazarle y llorar un poquito con él, y tranquilizarse pronto, con el pensamiento feliz –feliz realidad, también– de que los de nuestra familia no se mueren: cambian de casa, y nada más.

Por eso, Enrique, hijo mío, nuestra despedida, en esos instantes, es con alegría, en el corazón, y un «¡hasta luego!», en los labios. Estuve, minutos después de conocer el fallecimiento, con D. Manuel. Comimos, y brindé a la memoria de Gregorio […] [1].

Mis nietos, que hoy no te escriben, participan de tu pena y te acompañan. Me ayudarán a empujar a D. Manuel. Te quiere de veras tu Padre y abuelo Mariano» [2].

El mismo pensamiento afloraba poco después en una de las meditaciones predicadas en la Legación:

«Así no podrá adueñarse de nosotros la muerte. Cuando la muerte natural llegue, será simplemente un cambio de casa, para seguir gozando con vida más gloriosa y feliz. Morir, no; ¡vivir para siempre, in æternum!» [3].

Dos meses después, Enrique Espinós seguía bajo el duro golpe de la muerte de su padre en el frente. San Josemaría le escribió de nuevo:

«Enrique, chicote: paz: mira el camino que falta por recorrer: esto te dará alegría: y el pensamiento –certísimo– de que los de nuestra familia, sin excepción, no mueren: nos esperan. Yo –¡ríete, hombre!– no me pienso morir: desfilar, solamente desfilar» [4].

Los de nuestra familia. Nuestra familia. Estas expresiones que aparecen en estas dos cartas son interesantes, porque abarcan en unidad al Opus Dei y a las familias de sus miembros, sean o no del Opus Dei.

San Josemaría los consiideraba a todos -y en este caso, don Gregorio no era del Opus Dei- como una única familia: «nuestra familia»..



[1] La cursiva es mía. El párrafo omitido de la carta puede leerse en el comentario al punto 664.

―«Comimos, y brindé a la memoria de Gregorio»: con estas expresiones indirectas -a las que obligaba la censura de la guerra- le comunicaba San Josemaría a Enrique que había celebrado la Sagrada Eucaristía (comimos) , y que la había ofrecido por el alma de su padre (brindé).

[2] Carta de San Josemaría Escrivá a Enrique Espinós, Madrid 23-VII-1937; EF 370725-1.

[3] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Perseverar», 29-VIII-1937, pg 269; XLIV; la cursiva es mía.

[4] Carta de San Josemaría Escrivá a los de Valencia, Madrid 18-IX-1937; EF 370918-1.