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Capítulo
Punto 928
Llamamiento · Punto 928

Tienes razón.
—Desde la cumbre —me escribes—
en todo lo que se divisa —y es un radio de muchos kilómetros—, no se percibe ni una llanura: tras de cada montaña, otra.
Si en algún sitio parece suavizarse el paisaje,
al levantarse la niebla, aparece una sierra
que estaba oculta.
Así es, así tiene que ser el horizonte
de tu apostolado:
es preciso atravesar
el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe
de vuestras pisadas.
 

Comentario

San Josemaría escribió este texto en 1938, durante su estancia en Burgos, sobre una octavilla blanca. Se conserva la carta a la que alude. Era de Juan Jiménez Vargas, quele escribía el 16 de octubre de 1938 desde la Muela de Villastar, un monte de Teruel situado casi en la línea del frente de guerra. (Leer en este sentido, el comentario al punto 912).

He aquí el texto de Jiménez Vargas::

«Esta mañana, cuando acababa de comulgar en una de estas cumbres, me fijé en un detalle: en todo lo que se divisa desde aquí, no alcanza la vista –y se abarca un radio de muchos kilómetros– una sola llanura. Una montaña tras otra. Si en algún sitio parece suavizarse el paisaje, al levantarse la niebla, aparece una sierra que estaba oculta. Así es, así tiene que ser el horizonte de la Obra. Hay que atravesar el mundo pero no hay caminos hechos para nosotros. Los haremos a través de las montañas al golpe de nuestra pisada» [1].

El Prof. Jiménez Vargas en su Relato del 77 recordaba muy bien esta carta:

«Eso lo escribí en una carta a Burgos. Estaba en Teruel y esa cumbre era un pico que me parece que le llamaban Perdigón. Naturalmente, muchos de los nombres que se utilizaban en aquellos momentos, no tenían nada que ver con los auténticos nombres que aparecían en los mapas» [2].



[1] Carta de Juan Jiménez Vargas a los de Burgos, Muela de Villastar 16-X-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp B, exp 1. Gravitaba en los pensamientos de Juan Jiménez Vargas –según comentó en alguna ocasión – el relato que San Josemaría les hacía –comparándolo con el camino de la vida espiritual– de la romería que hizo a la Virgen de Sonsoles, en Ávila: la ermita, que veían desde lejos, desaparecía del horizonte, conforme subían y se acercaban. Vid relato en AGP, sec P, leg 1, 1985, pg 497.

[2] Relato del 77, pg 18.