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Capítulo
Punto 132
Santa Pureza · Punto 132

 No tengas la cobardía de ser «valiente»: ¡huye!

Comentario

Es el último punto de los incluidos en la edición de Cuenca y el que cerraba allí el capítulo. Se encuentra en el Cuaderno VI, nº 827 y fue escrito por San Josemaría el 28-IX-1932 [1], pasando enseguida, sin variantes, al velógrafo.

San Josemaría lo vivía a rajatabla:

«Siete cerrojos y ochenta años de gravedad. No es la primera vez que oyes esta solicitud mía. Bien: vigilar..., porque antes se apaga una centella que un incendio: huir..., porque aquí es una vil cobardía ser valiente» [2].

Esta paradoja –la valentía está en huir– es común en la tradición de la espiritualidad católica. Unos cuantos textos:

«En la lucha con los sentidos vencen los cobardes (San Felipe Neri [3]), es decir, «los que huyen de las ocasiones» (San Alfonso María de Ligorio [4]).

«Madre mía amadísima, ya os he dicho que el último recurso que tengo para no ser vencida en los combates es la deserción [...] Mi última tabla de salvación, pues, era la huida» (Santa Teresita [5]).

Entre sus contemporáneos: «En las tentaciones contra ella [la pureza] vencen los cobardes, es decir, los que huyen» (San Pedro Poveda [6]).

Es ésta una sabiduría tradicional que ya Cervantes ponía en boca de Don Quijote:

«Y en casos semejantes mejor es huir que esperar la batalla» [7].

Y que expresaba así Calderón de la Barca:

«quien le vence más valiente
es quien le huye más cobarde» [8].



[1] Futuros puntos de Camino transcritos por San Josemaría ese día: 452, 132, 225, 450, 943, 14, 960.

[2] Anotación en el 6º día de sus Ejercicios Espirituales de Segovia, 9-X-1932; Apuntes íntimos, nº 1658.

[3] «Il santo era solito di dire: 'Alla guerra del senso, vincono i poltroni'» (Pietro Bacci, Vita di San Filippo Neri, II, 13, 18; In Roma: Appresso Vitale Mascardi, 1646).

[4] Las glorias de María, III, 6; BAC 78, 1952, pg 917.

[5] Ms/C fol 14v-15r; MEC 5, 1996, pg 291s.

[6] San Pedro Poveda, En provecho del alma, 1938, pg 82. La primera edición es de 1909.

[7] Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Segunda parte, cap 48 (Valencia 1993, edición del IV Centenario, pg 790).

[8] Pedro CalderOn de la Barca, El día mayor de los días, versos 1924s, en Obras completas, III, Autos sacramentales, ed. Ángel Valbuena Prat, Aguilar, Madrid 1952, pg 1656.