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Capítulo
Punto 142
Santa Pureza · Punto 142

«Domine!» —¡Señor!— «si vis, potes me mundare» —si quieres, puedes curarme.
—¡Qué hermosa oración
para que la digas muchas veces con la fe del leprosito cuando
te acontezca lo que Dios y tú y yo sabemos! —No tardarás en sentir la respuesta del Maestro:
«volo, mundare!» —quiero, ¡sé limpio!

Edificio de la Legación de Honduras, en Madrid, junto al Paseo de la Castellana, donde estuvo refugiado San Josemaría durante la guerra civil española. En este lugar escribió muchas de sus notas de predicación y Apuntes íntimos, algunos de los cuales convertiría luego en puntos de Camino.
Comentario

Esta ficha redactada probablemente por San Josemaría en la Legación de Honduras en Madrid, a partir de la predicación del 1-VII-1937:

«Yo no me contento con eso; de mi boca tumefacta, de mi garganta podrida, sale una súplica ardiente: ¡Señor, si quieres, puedes curarme! [1]. Ansío verme libre de mi miseria, deseo purificarme; me interesa, ante Jesús, encontrarme limpio y sano. Y escucho ahora, lleno de inmenso agradecimiento, la voz de mi Maestro: Volo; mundare [2]. Quiero, sé limpio» [3].

Unos días después, volvía sobre el mismo pasaje evangélico:

«Ya está ante El: sabe que no ha de rechazarle. Su voz se oye claramente, llena de fe, expresando las ansias de su corazón: Domine, si vis, potes me mundare [4]. Señor, si quieres, puedes limpiarme. El Maestro extiende hacia aquel montón de podredumbre su mano y, tocándolo, pronuncia las palabras de salvación: Volo, mundare [5]; quiero, sé limpio» [6].

 



[1] Mc 1, 40.

[2] Mc 1, 41.

[3] Predicación en la Legación de Honduras en Madrid, «En casa de Lázaro», 1-VII-1937, pg 175; XXVIII.

[4] Mt 8, 2.

[5] Mt 8, 3.

[6]Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras en Madrid,, «Curación de un leproso», 12-VII-1937, pg 206; XXXIII.