Texto procedente del Cuaderno VI, nº 875, fechado San Josemaría el 24-XI-1932 [1]. El tenor literal del texto, idéntico al de Camino, acaba con la siglas de la jaculatoria O.c.P.a.I.p.M («omnes cum Petro ad Iesum per Mariam». Traducción castellana: Todos con Pedro, a Jesús, por María) [2].

San Josemaría tenía un sentido muy profundo de la amistad y era hombre de grandes amigos [3]. En este punto, la experiencia humana de la amistad se proyecta en la relación con Jesucristo; y, a su vez, esa experiencia de la amistad única e inefable con Cristo, el Amigo, ilumina y purifica todas las amistades humanas (los amigos).

Leer, en este sentido, el comentario al punto 366.

El punto tiene, como tantos otros, un entramado de meditación bíblica: comienza con Si 6, 14: «Quien halla un amigo fiel ha hallado un tesoro» (25, 12: «¡Feliz el que ha encontrado un verdadero amigo») y termina con la palabra de Jesús: «donde está tu tesoro allí está también tu corazón» (Mt 6, 21; Lc 12, 34), y en medio «el Amigo que nunca traiciona» (punto 88), que introduce al punto siguiente, 422.

El juego de las mayúsculas Amigo/amigo hace que el mensaje resulte inequívoco.