Con una imagen que entra por los ojos, vuelve San Josemaría a ilustrar cómo la «santa intransigencia» es la fortaleza atravesada por la caridad de Cristo. Ahora lo excluido son todas las formas de «cerrilismo».

La idea se forjó sin duda durante los Ejercicios Espirituales de Segovia (2 al 10-X-1932), cuando San Josemaría reflexionaba sobre la conveniencia o no de mantener trato habitual con una determinada asociación apostólica, y concluía:

«No hay necesidad de publicarlo ... ni de ocultarlo tampoco, pues, si alguno viera como una razón para no darse a la Obra ese trato, no sería su integridad –que es la santa intransigencia, en la doctrina– sino su cerrilismo lo que le apartaba de nosotros... afortunadamente» [1].

San Josemaría

Unos días después, escribió San Josemaría en su Cuaderno (VI, nº 844, 14-X-1932) el futuro punto de Camino:

«Sé intransigente en la doctrina y en los hechos. Pero sé blando en la forma. Arma de acero poderosa, envuelta en funda acolchada. Sé intransigente, pero no seas cerril» [2].

Como se ve, San Josemaría expresa con formas gráficas, una dimensión fundamental de la conducta cristiana: veritatem facientes in caritate (Ef 4, 15).