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Capítulo
Punto 408
El plano de tu santidad · Punto 408

Santurrón es a santo,
lo que beato a piadoso: su caricatura.

Comentario

Este punto recoge un pasaje del Cuaderno IV de Apuntes íntimos, nº 366, que escribió San Josemaría con fecha 30-X-1931. El tenor literal es idéntico.

El punto es una manera gráfica de explicar el horizonte secular de la santidad vivida en medio del mundo. La sociología, podríamos decir, de la «beatería» era en la época un resultado de una concepción deformada –«caricatura», dirá San Josemaría– de la piedad cristiana.

En su acepción popular o coloquial, el beato es un hombre o una mujer «que afecta virtud, que frecuenta mucho los templos y se dedica a todo tipo de devociones» [1].

Por supuesto, en el lenguaje coloquial, beato o beata son palabras que se aplican a seglares. Que un sacerdote o una religiosa vayan mucho al templo y tenga muchas devociones, no parece cosa extraña al pueblo: se diría que es lo suyo.

Con todo, esa descripción se queda en el «fenómeno» [2] y no va a la raíz, a la razón teológica del tema. Ésta se encuentra –podríamos decir– en una falta de verdadera relación «personal» con Dios, o en una relación con Dios de tipo «sentimental». Desde ahí se asumen, e incluso se exageran y deforman, ciertas acciones o formas externas de la piedad, tomadas con preferencia de la vida eclesiástica o conventual, que se repiten mecánicamente (= rutina, «sepulcro de la verdadera piedad», punto 551).

La beatería implica siempre quedarse en exterioridad: cosas de gran profundidad religiosa pueden transformarse en caricatura de sí mismas al ser asumidas por un sujeto de manera no auténtica (es decir, no desde una «relación personal con Dios» = piedad) y al margen de la realidad palpable.

Se desconecta así con la vida ordinaria del cristiano, que es la que ha de llenarse de sencilla piedad de hijo de Dios y de la práctica de las virtudes cristianas, como subrayará San Josemaría en el punto siguiente. La temática era de gran vigencia en la época en que se escribía Camino. Como tema teológico-espiritual es una cuestión permanente.

Vid en los puntos 551, 691 y 856 diversos contrapuntos de esta «caricatura».


[1] DRAE, voz Beato, acepciones 4ª (fig.) y 6ª (fam.), que son idénticas en las ediciones 15ª (1925) y 19ª (1970). Las he sintetizado en la que he llamado acepción coloquial o popular.

[2] Y no completo. Para la gente, el beato, la beatería, tiene siempre algo que repele o que al menos no hace grato el camino de la virtud o de la religión.