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Capítulo
Punto 883
Vida de infancia · Punto 883

Reconozco mi torpeza, Amor mío,
que es tanta...,
tanta,
que hasta cuando quiero acariciar
hago daño.
—Suaviza las maneras de mi alma: dame, quiero que me des, dentro de la recia virilidad
de la vida de infancia, esa delicadeza y mimo que los niños tienen para tratar,
con íntima efusión de Amor,
a sus padres.

Comentario

Este punto fue escrito por San Josemaría en el Cuaderno V de Apuntes íntimos (nº 570), a continuación del anterior. El tenor literal del texto del Cuaderno es idéntico al que se lee en Camino, con algunas variantes de puntuación.

Al día siguiente comenta San Josemaría la petición que hizo en este punto:

«Cuando, en la página anterior, pedí delicadeza en el Amor, no podía suponer que, en la lección del mismo día en «El caminito de infancia», iba a encontrarla como una característica de esta vía espiritual. Con esto me confirmo más y más en lo hermoso y suave que es este camino, porque lleva a los pecadores a sentir como los santos han sentido» [1].

La anotación es del máximo interés. San Josemaría, leyendo el libro del P. Gabriel Martin [2], se ve confirmado en su vida de infancia. Percibe que su estilo «infantil» de oración –que Dios mismo le ha ido metiendo en el alma– es, en efecto, una característica de «esta vía espiritual» (el caminito de infancia) [3].

Lo que a San Josemaría le maravilla es que Dios lleve «a los pecadores –así se considera él, un pecador– a sentir como los santos han sentido» [4].



[1] Cuaderno V, nº 574, 19-I-1932.

[2] Vid Introd a cap 41, pg 915.

[3] San Josemaría empezó a leer el libro del P. Gabriel Martin el día 13-I-1932. El día 18 iba leyendo –según dice– por las páginas 64-67, que tienen este título: «En este 'todo por amor', sonreír siempre a Dios. La delicadeza en el amor».

[4] San Josemaría, siendo un alma santa, tenía una vivísima conciencia de ser un pecador, «un pecador –decía– que ama con locura a Jesucristo» (vid comentario al punto 596).